El poder de la verdad

Este mes es el segundo de campaña político electorales oficial, además el pasado domingo se llevó a cabo el primer debate entre las dos candidatas y el candidato a la Presidencia de México, por lo que ante una elección como la que se realizará el próximo 2 de junio es importante que como ciudadanos analicemos las propuestas y repensemos lo significativo de nuestra participación.

Y es que ante una época marcada por el incremento de la violencia, inseguridad y falta de oportunidades de empleo digno, el ejercicio del voto y el compromiso social se convierten en instrumentos que pueden transformarse en puntos para permitirnos como sociedad exigir a los servidores públicos aquello que prometen en campaña.

Pero además de no olvidar que la democracia es un trabajo conjunto, también es importante que los aspirantes a cualquier puesto público sean empáticos, responsables y honestos. Es necesario que las promesas dejen de ser slogans para convertirse en realidades, que los problemas sean enfrentados con propuestas genuinas y viables, porque la población se encuentra cansada de escuchar ideas inverosímiles y hasta extravagantes, que con el paso de los años se traducen en pérdida de tiempo y sobre todo de recursos.

La preocupación por la transparencia en los aspectos políticos, económicos y sociales se ha convertido poco a poco en una de las principales exigencias de los ciudadanos. Aunque durante años la mayor parte de las sociedades permanecieron ajenas al manejo de los recursos públicos, a la creación de políticas públicas y a la forma en que operaban los diversos sistemas, ahora el involucramiento de la población en estos temas es cada vez mayor, lo que sin duda impulsa a que los políticos sean mucho más cuidadosos en sus acciones y promesas.

La transparencia política incluye un sin número de vértices que deben converger de forma armónica para lograr una sinergia completa con la población; se requieren actos de honestidad para reconocer errores o mala praxis y para describir de forma fidedigna hechos y circunstancias y así establecer una relación de confianza, término que en los últimos años ha comenzado a perderse en los caminos de la percepción constante de corrupción de personas e instituciones.

Hoy, reducir la desconfianza y la incertidumbre se ha vuelto clave para garantizar un mejor funcionamiento interno del Estado y para proyectar una imagen de estabilidad que atraiga inversiones e incremente la posibilidad de desarrollo social.

Ya no sólo basta con hacer promesas de campaña donde se repite de forma constante que la opacidad política será erradicada, se requiere de instituciones y sobre todo de verdadero compromiso político. Actuemos con responsabilidad por el bien de nuestro querido México.

*El autor es analista en temas de Religión, Seguridad, Justicia, Política y Educación.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

Simón Vargas Aguilar

Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.

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