Hacer una oración a san Isidro Labrador puede ayudarnos a encontrar la paz, en momentos en los que nuestra alma está agitada por las circunstancias que vivimos.
San Isidro Labrador fue un hombre de familia humilde y piadoso, que tenía por costumbre rezar antes de iniciar sus actividades. Se le atribuyen numerosos milagros, uno de los más conocidos es cuando uno de sus hijos se cayó a un pozo, y él junto con su esposa, santa María de la Cabeza, comenzaron a orar y el agua empezó a subir hasta que el niño salió a la superficie. Este se conoce como el ‘Pozo de san Isidro’.
Glorioso San Isidro,
tu vida fue un ejemplo de humildad y sencillez,
de trabajo y oración;
enséñanos a compartir el pan de cada día
con nuestros hermanos los hombres,
y haz que el trabajo de nuestras manos
humanice nuestro mundo y sea,
al mismo tiempo, plegaria de alabanza
al nombre de Dios.
Como tú, queremos acudir confiadamente
a la bondad de Dios
y ver su mano providente en nuestras vidas.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
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