Tenía 15 años cuando comenzó a asistir a un grupo de jóvenes en la parroquia. Había aprendido a ir a misa dominical por su familia. Pero ahora, estando ya en la Prepa empezó a conocer una Iglesia que le mostraba sus riquezas, la música y sus coros, los retiros espirituales, la formación bíblica, la vida de comunidad, el encuentro con Dios, el nuevo mundo de amigos y amigas.

Muy pronto fue invitado a participar en catequesis, misiones, juntas de consejo, horas santas, y al paso de un par de años, a coordinar un grupo juvenil. Poco a poco Dios fue haciendo su obra en él. Y él fue llenando su vida de Dios y de su Iglesia.

Mientras tanto estudiaba Prepa y Universidad como cualquier muchacho. Conoció primero a los seminaristas y después a los sacerdotes, cómo vivían y acompañaban a los fieles y a las comunidades.

Poco tiempo después de graduarse y trabajar en la industria, reconoció el llamado que Dios le hacía. Y aunque le tomó tiempo, decidió ya a los 23 años entrar al Seminario. Pasaron 8 años en grupos parroquiales, y 10 de formación sacerdotal. Llegó luego la ordenación, los diferentes cargos y oficios, y las una y mil batallas hasta el día de hoy.

Un día, no hace mucho tiempo, recibió una invitación muy especial. Se trataba de una misa de Ordenación sacerdotal.

Se preparó muy bien, en cuerpo y alma para acudir a ese importante evento. De pronto, y ya dentro de esta misa, sentado en la sede, otro joven se arrodillaba ante él, y en nombre de Dios ahora por primera vez imponía las manos sobre su cabeza y lo ordenaba sacerdote.

Pasaron 10 años de obispo para que llegara este momento. Y ahora, este muchacho que hace 42 años descubría por dentro a la Iglesia, proveía de un nuevo sacerdote a una comunidad parroquial, a una diócesis y a la Iglesia Universal.

Escribo esta historia estremecido, al meditar en la infinita pequeñez de uno, y en la insondable misericordia y grandeza del Señor. A Él sea la Gloria y el honor por los siglos de los siglos.

1a. ordenación sacerdotal llevada a cabo el sábado 13 de enero 2024, en la Parroquia Nuestra Madre Santísima de la Luz, Guadalupe, N.L.

*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la Fe.

Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola

Es Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey.

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Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola

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