Lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia.

Elie Wiesel

Un 27 de enero de 1945, el Ejército Rojo liberó Aushwitz en donde se cree que fueron conducidos alrededor de 1.3 millones de prisioneros, el 90% asesinados casi de forma inmediata a su llegada; las atrocidades cometidas no solo en este campo de concentración sino en diversos ha hecho que el Holocausto sea uno de los mayores genocidios de la historia.

Es así que la Organización de las Naciones Unidas designó este día en conmemoración de las víctimas con el objetivo de crear conciencia y rescatar la importancia de la memoria histórica como medio para evitar la repetición de los actos de terror que se cometieron.

Lamentablemente, a pesar de los esfuerzos este año la lucha contra en antisemitismo se debe hacer mucho más presente, sobre todo por los acontecimientos vividos en Israel, y es que la violencia perpetrada por el grupo terrorista Hamas nos recuerda que el odio, el rencor, y la ira continúan lacerando a la humanidad.

El tema es de tal importancia que incluso el Secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin mencionó el pasado 24 de enero: “Creo que debemos ser muy decididos contra toda forma de antisemitismo que por desgracia está resurgiendo, […] No hay ninguna razón que pueda justificar un fenómeno así, hay que reconocer las razones de los palestinos, lamentamos que no se acepte esta línea de los dos Estados, pero esto no justifica en absoluto que haya un movimiento antisemita”.

Es innegable que las atrocidades vividas en los diversos campos de concentración nos hacen no sólo cuestionarnos la esencia misma de la humanidad, sino también reconocer los niveles de indiferencia y violencia que han permeado en nuestra sociedad, no sólo en aquella época sino también en la actualidad.

Este 2024 frente a una humanidad azotada por la pandemia, la pobreza, con cambios drásticos y con sectores polarizados; la xenofobia, el racismo, los crímenes de odio y la discriminación se han comenzado a usar como estandarte para ganar adeptos, es por ello que es urgente que se tomen medidas más severas, evitar el desinterés, pero sobre todo incentivar el amor al prójimo.

Utilicemos esta fecha para conocer el pasado, porque un error no aprendido usualmente es repetido; y también para honrar a quienes han arriesgado su vida, a quienes han decidido no mirar hacia otro lado, a quienes han denunciado enérgicamente la violencia y las injusticias, pero, sobre todo no olvidemos la sabia frase de Martín Luther King: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos.”

*Analista en temas de Religión, Seguridad, Justicia, Política y Educación.

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Simón Vargas Aguilar

Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.

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