Un revólver y balas fue el regalo de su suegro, quien consideraba necesarias las armas para protección familiar. El obsequio terminó en diferentes rincones del clóset.
Ajenos a esa noción de seguridad, —aunque nunca en su familia han empleado ningún arma—, Sergio y Nora envolvieron municiones y pistola para llevarlas a un centro de canje del programa Sí al Desarme, Sí a la Paz, en una iglesia de la alcaldía Benito Juárez.
Ahí, nadie cuestionó el origen, solo las revisaron, valuaron conforme a un tabulador y les dieron dinero.
Entre las estrategias públicas capaces de generar bienestar social y paz destaca el desarme, especialmente en la Ciudad de México donde ha revelado compromiso y convicción de los sectores involucrados.
El programa muestra uno de los pactos más grandes, el de la seguridad. Ciudadanía convencida de canjear armas; Iglesia en su búsqueda constante del bien común, y autoridades con disposición a coordinarse y atender necesidades elementales de la población.
Impulsado por Claudia Sheinbaum como Jefa de Gobierno y profundizado por Martí Batres, en los últimos cinco años ha sacado de los hogares más de 9 mil armas de fuego para su destrucción, y contribuido al combate a la violencia en colonias, barrios y pueblos.
Este jueves, el programa inició su etapa 2024, en la Basílica de Guadalupe, encabezado por el secretario de Gobierno de la CDMX, Ricardo Ruiz, y el Rector del templo mariano, Monseñor Canónigo Efraín Hernández Díaz.
Desde el Consejo Ciudadano de la CDMX hemos convocado a dos concursos de escultura promotoras de la paz, realizadas con las armas destruidas. En 2021, la obra ganadora fue “Molino para la Paz”, y está ubicada en Paseo de la Reforma y Eje 2 Norte.
Con más de 4 toneladas de material ferroso recolectadas, el segundo concurso fue convocado el año pasado. El resultado, así como el sitio donde se ubicará la figura están próximos a revelarse.
El camino para la paz, ahora, se construye bajo tres ideas centrales. La primera, ningún delito puede permanecer impune y como ciudadanos debemos promover la cultura de la denuncia. La segunda es el desarme y, por último, el respeto a los derechos humanos.
Erradicar la violencia es posible a partir del compromiso ciudadano y de sectores sociales, como la Iglesia o el empresariado, para develar junto con las autoridades un pacto superior, el del bienestar y seguridad.
Correo:salvadorg@consejociudadanomx.org
Twitter:@guerrerochipres
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