El Papa Francisco, en “Christus Vivit”, llama a la Iglesia a ser un refugio seguro para adolescentes y jóvenes, un lugar donde puedan encontrar consuelo, comprensión y guía espiritual en medio de las
tormentas de la vida.
Se pueden plantear 5 acciones:
1.Crear espacios seguros, proporcionando entornos acogedores donde los jóvenes puedan expresar libremente sus experiencias de violencia.
El acompañamiento pastoral a los jóvenes que enfrentan violencia es una expresión concreta del amor misericordioso de Dios. A través de nuestro compromiso con la justicia, la compasión y la solidaridad, podemos ser instrumentos de esperanza y sanación en un mundo herido y necesitado.
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La solidaridad no es un acto aislado, sino una responsabilidad compartida
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