Estamos surcando la tercera semana del sínodo de la sinodalidad (2021-2024). Mil voces han alborotado este encuentro difundiendo el rumor de que el Papa Francisco y sus “incondicionales” están tramando el fin de la doctrina y de la tradición católica. Con una frase –que sirve de título a este artículo—el pontífice ha echado abajo el chisme que defienden los “puros”.
“Quisiera recordar –dijo el Papa en un reciente video—que aquí (en el sínodo) no se acaba nada, sino que aquí continúa un camino eclesial. Se trata de un camino que recorremos, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor, que siempre sale a nuestro encuentro”.
La oración y el discernimiento provocan que el Espíritu Santo nos ayude a ejercer el apostolado del oído; “o sea, escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la Palabra de Dios”. Y hoy Dios no habla solo en latín. Su voz “nos descubre el centro de la misión que es llegar a todos, buscar a todos, acoger a todos, involucrar a todos, sin excluir a nadie”.
Quizá lo que incomoda sea eso: llegar a todos. Es mucho más agradable (funciona para curarnos en salud) hablar a los que nos hacen caso, a los que piensan igual, a los que no me descolocan ni me quitan mis certezas: a los convertidos. La Iglesia que quiere el Papa es aquella que adopta “la escucha y el diálogo como estilo de vida a todos los niveles”.
Para los convertidos y los que están en camino. También a los que la rechazan, la odian y la maldicen.
*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.
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