Jesús: todo aquel que es la verdad, escucha mi voz

La palabra gracia sabemos que designa el amor gratuito que el Señor entrega a toda la humanidad, este amor tiene su máxima manifestación en el perdón de los pecados.

Pero al decir que Jesús trajo también la verdad y en el texto que leemos hoy dice que “ha venido para dar testimonio de la verdad y que todo el que es de la verdad lo escucha”, lógicamente podemos ver que Jesús habla de uno de los dones más importantes que nos ha traído.

La verdad

Pero ¿qué significa que alguien permanezca en la verdad? Ante todo, de acuerdo con lo que el Señor dice en el evangelio, permanece en la verdad quien cree en el Hijo de Dios.

Quien no prefiere su propio pecado o sus propios prejuicios en contra del Señor, sino que acepta la salvación que nos ha traído. Un punto en el que Jesús y Pilatos discordaban grandemente era precisamente el valor que uno y otro daban a la verdad.

Para Jesús se alcanza la verdad confiando en su Lectura del santo Evangelio.

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Jesús le contestó: “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”. Pilato replicó: “¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?”.

Jesús le contestó: “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí”.  Pilato le dijo: “Conque, ¿tú eres rey?”.

Jesús le contestó: “Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”. (Juan 18, 33-37).

Reflexión

El tema de la verdad para el pueblo hebreo no solamente era un tema relacionado con el conocimiento, como sí lo era para los griegos. La palabra verdad en la lengua hebrea tiene que ver con las rocas firmes, con lo inamovible, con lo fundamental.

Que una cosa sea cierta significa que es confiable porque la realidad es, ciertamente, así como se afirma y esto da certeza en las decisiones que toman las personas.

Por este motivo, la palabra verdad tiene que ver, en el caso de las personas, con el tema de la fidelidad, o bien de qué tan confiable resulta una persona.

Por supuesto que Dios es la persona más cierta, más sólida y confiable. Dios no es sí y no, como dice el salmista: “si el hombre es infiel, Dios permanece fiel porque no puede desdecirse a sí mismo”. San Juan, en el prólogo de su evangelio nos dice que Jesucristo trajo para la humanidad la “gracia y la verdad”, se trata de un don superior a Ley de Moisés.

Mons. Salvador Martínez

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