Buena noticia. Eso está en el principio. No sólo es el punto de partida en el tiempo, es la voz que surge para dar a conocer una realidad de salvación. Una palabra que está llamada a recorrer el mundo entero para comunicar a los hombres el consuelo de Dios. Semilla poderosa que contiene la vitalidad de Dios, su secreto que transforma. Promesa que alienta la esperanza. Núcleo de permanente frescura. Llamado a suscitar admiración y a propiciar la confesión.
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Buena Nueva que proclama Jesucristo, el Ungido, pero no conforme a las expectativas humanas. Con la novedad asombrosa de una pasión, de quien está dispuesto a dar todo, del que será arrojado en la tierra para dar vida. Misterio del Reino develado paulatinamente con expresiones y acciones. Hasta que emerja el secreto escondido desde siglos, y manifestado ahora: el del Hijo de Dios.
Buena Nueva, a quien hay que tocar, para recibir el flujo de gracia que sana nuestras heridas. Sólo a Él lo obedecen hasta el viento y el mar. Sólo Él perdona los pecados. Sólo Él es Señor del sábado. Sólo Él hace callar a los demonios y levanta a los muertos. Él es la clave del enigma.
Evangelio que interpela. Porque ante su anuncio, no podemos permanecer indiferentes. Porque sacude conciencias y desafía inercias. Porque involucra y consagra. Porque educa y envía. Evangelio que nos llama a estar con él, a convertirse en nuestro centro y nuestro hogar. Evangelio que es Iglesia, porque articula a la comunidad y expande su sorpresa. Evangelio al que hay que responder con toda la vida, porque es la única fuente de salud y de gozo.
Del Evangelio como principio partimos, en el Año Litúrgico, como en toda renovación personal y comunitaria. Su vigor nos convierte y nos mueve, es ya cumplimiento del camino andado y horizonte nuevo de posibilidades y sueños. Del sueño bello de Dios que decidió salvarnos. Del sueño efectivo de Dios que se realiza en nosotros y con nosotros. Porque también nosotros somos Evangelio que lleva a todos la Buena Nueva, cuando Cristo, el Hijo de Dios, nos ha tocado, nos ha mirado, nos ha llamado y nos ha enviado.
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