YA DE LLENO EN EL 2023, me pongo a pensar que tal vez hubiera sido preferible que no llegara: ¿ya te pusiste a pensar en los problemas y dificultades que nos va a traer?, ¿sospechaste acaso que ciertamente vendrá una tremenda calamidad todavía más grave que las ya vividas?, ¿calculaste que si en años pasados –los pares- así de grandes fueron los males, en los años que vienen –los nones- los males serán peores?…

PERO SI YA ESTRENAMOS el 2023 no hay modo de echarse para atrás, es como la ropa interior que una vez adquirida no nos aceptan devolución; así que hemos de enfrentarlo con ánimo renovado y muy conscientes que durará hasta que se acabe: ni más, ni menos…

LA SOLUCIÓN ÓPTIMA a lo ya iniciado es poner todo el empeño para que resulte mejor de lo planeado, y que ese plus se convierta en una inercia positiva; de ahí que antes del tercer párrafo ya estoy con la mirada en alto y dejo atrás todo indicio de pesimismo o fracaso…

IMAGINEMOS ENTONCES QUE habrá solución a conflictos recientes y añejos, esperemos que los científicos sigan encontrando respuestas a tantos desafíos en el campo de la medicina, por ejemplo; estemos atentos a las noticias que nos sorprenderán desde lo profundo del mar o desde la inmensidad de los cielos: ¡nos hacen falta ver las tantas y bellas noticias que nos depara el destino!…

UNA DE LAS ÚLTIMAS lecciones preciosas que nos dejó el Papa Benedicto –apta para enfrentar adecuadamente el año ya iniciado- se dice en palabras sencillas y profundas, y sin ponerla al pie de la letra, la expreso en estos términos como si él mismo estuviera diciendo tal lección: No me estoy preparando para el fin, sino para el encuentro…

EN ESE TONO DE “preparación para el encuentro” nos conviene disponernos a todo lo que venga en lo que resta del año: preparémonos para el encuentro con el trabajo y la enfermedad, dispongámonos a estar frente a la abundancia o la escasez, pongamos manos a la obra para estar de pie ante un año más de vida o ante el año de nuestra muerte…

ME PARECE QUE está fuera de duda que los miedos y angustias –casi siempre crecientes- ante las pérdidas o fracasos, surgen porque sólo nos preparamos para un éxito a la medida de nuestro capricho, porque sólo imaginamos lo inmediato y práctico (aquí y ahora) y nos olvidamos de lo trascendental y definitivo (lo que está más allá y es para siempre)…

INICIAMOS UN TRABAJO con la “a” y olvidamos que finalmente llegará la “z”, o que tal vez nos quedaremos apenas en la “g”; comienza una amistad en el uno, y sigue el dos, y parecería que vamos derechito al infinito cuando rápido perdimos la cuenta o no pasamos siquiera de una cifra de tres o cuatro dígitos: todo se acaba…

CON TODO AFECTO me dijeron hace unos días: “Padre, le pido a Dios que usted tenga mucha salud en el año que comienza”, y tal vez me vi mal porque le respondí: “Mejor pídele que pueda enfrentar bien la enfermedad si es que llega”; otra persona me preguntó: “¿Cuál es su mejor anhelo para el 2023?”, y como si el Papa Benedicto me hubiera dado consejo dije: “¡Que pueda encontrarme con Dios y su infinita misericordia!”…

ANTIER ME EMOCIONÉ tremendamente al ver un documental sobre una maravilla natural del Estado de Coahuila (Cuatro Ciénegas, se llama el lugar), pero la emoción no fue por los datos y los hechos que de ahí conozco desde hace tiempo (nunca he visitado el lugar, pero algo he leído), sino porque hay un proyecto que se llama “2040” y que consiste preparar a los niños oriundos del lugar para que sean ellos los científicos e investigadores que sigan desentrañando las riquezas y ventajas que ofrece ese sitio tan especial…

Y PARA NO TRAER datos estrambóticos o apantallantes, te hablaré rápidamente de los estromatolitos, que son la evidencia de vida más temprana que existe en el planeta, y que juntamente con las cianobacterias fueron quienes favorecieron los primeros procesos de fotosíntesis, que ha hecho posible que haya oxígeno respirable; de ahí en adelante todo se llama microorganismos, plantas, algas, bacterias, pájaros, peces, rumiantes, arañas, y finalmente el ser humano…

Y JUSTO EN CUATRO Ciénegas –lugar especial en todo el planeta- con el proyecto “2040” se podrán seguir estudiando los estromatolitos existentes en las pozas, para poder generar medicamentos, nutrientes, fertilizantes y todo lo necesario para seguir cuidando la vida, el medio ambiente, y el futuro del planeta (¿verdad que hay muchas bellas novedades y preciosos encuentros en el futuro?)…

 

P. Eduardo Lozano

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