Todos los días al despertar mi hija más pequeña corre a preguntarme cuántos días faltan para la llegada de los Reyes Magos, y después de eso corre disparada por las escaleras para bajar a mover al pequeño reno del calendario de tela que tenemos en el día que corresponde, para luego contar cuántos días más hay que esperar para esta noche mágica. Al terminar de mover el reno suele decirme, “Mamá, ya cada vez estamos más cerca, el 5 en la noche hay que irnos a dormir temprano, pues el 6 hay que abrir los regalos”. En verdad que mi esposo y yo disfrutamos mucho ver sus caras de alegría y emoción por aquello que está por llegar.

Es ahora una emoción diferente a la que vivimos cuando éramos niños, pues aquellos Reyes Magos que solían traernos regalos, ahora nos invitan a ponernos en camino y a ser camino para nuestros hijos e ir juntos para encontrarnos con Aquél que viene a dar significado y plenitud a nuestras vidas.

Los Magos se pusieron en camino después de haber visto la estrella a lo lejos, no dudaron en dejar atrás sus comodidades, sus “proyectos”, sus pertenencias y se aventuraron a seguir esa estrella, aunque quizá muchos los cuestionaron, pues no entendían qué era tan grande e importante como para salir a buscarlo a pesar de las dificultades que el camino presentaba.

Hoy aquellos sabios de Oriente nos siguen invitando a ponernos en camino y qué mejor momento que ahora que estamos comenzando un nuevo año y con él la oportunidad de continuar o recomenzar nuestro camino hacia Aquél que colma nuestro corazón de inmensa alegría. Es también un buen momento para analizar las comodidades y “seguridades” que debemos dejar atrás, y que nos impiden ponernos en marcha para encontrar al Señor. O aquellos espejismos que no nos dejan ver con claridad o esos “Herodes” que nos mienten y que quieren desviarnos del camino.

Sabemos que el camino hasta Belén no fue sencillo, fue un viaje largo y peligroso. Había que cruzar el desierto y sus tempestades, sus climas extremos, mantenerse firmes ante los espejismos y sobre todo mantener viva la esperanza de que valía la pena continuar el viaje, cuando quizá lo único que se vislumbraba en el horizonte lejano era aquella estrella brillante. Puede ser que en muchas ocasiones los Magos no sabían donde estaban, pero sí sabían hacía donde querían llegar.

Nosotros también sabemos que el camino presenta dificultades, momentos de oscuridad y desorientación, quizá el desaliento salga a nuestro encuentro, pero como aquellos Sabios de Oriente debemos continuar en el camino, poniendo en práctica la esperanza, la fe, la humildad para dejarse ayudar en momentos de dificultad, pero ante todo tener siempre claro cuál es nuestro destino: llegar hasta Jesús, aunque tengamos que recomenzar una y otra vez el camino.

Los Magos descubrieron esa estrella pues eran sabios estudiosos del firmamento, aquella “señal” no fue ajena para ellos, pues era algo familiar. Recordemos que Dios sale a nuestro encuentro en la cotidianidad de nuestras vidas, en aquello que es conocido para nosotros, solo debemos estar atentos para saber descubrirlo.

En este inicio de año no tengamos miedo de preguntarnos ¿A qué nos está invitando Dios en este año? y con la misma emoción y alegría con la que esperábamos la llegada de los Reyes Magos cuando éramos niños, comencemos este 2023 dispuestos a escuchar y a continuar caminando para descubrir lo cerca que se encuentra Dios de nosotros.

Descubramos esas estrellas que nos indican el camino hacia Él:  su Palabra viva en la Biblia, los sacramentos, pero sobre todo, nuestra Madre la Virgen María, que es la mejor estrella que guía nuestros pasos hacia Él.

San Pablo en su primera carta a los Corintios nos alienta en nuestro caminar diciéndonos: “Hermanos míos queridos, manténganse firmes e inconmovibles; trabajen sin descanso en la obra del Señor, sabiendo que el Señor no dejará sin recompensa su fatiga.” (1 Cor. 15,58.)

Feliz fiesta de la Epifanía y que sea un año colmado de bendiciones.

Más artículos del autor: No se dejen vencer por el desaliento, la santidad es la meta.

*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

 

Raquel Zermeño Ferrer

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