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Tanto en la literatura religiosa como la de los terrenos de la psicoterapia y de los sectores empresariales, la crisis es una vista como una oportunidad de cambio.

Una de las grandes reflexiones que nos han dejado los tiempos de COVID-19, es sobre el lugar del ser humano en relación con su prójimo, con el medioambiente y con todos los seres vivos que le rodean. La armonía y el respeto con el entorno y con los más vulnerables han sido temas fundamentales en esta emergencia sanitaria. Éstos no deben olvidarse durante el proceso gradual hacia la nueva normalidad, la cual nos da una oportunidad de transformación para ser, con voluntad, personas mayor fortaleza y valores más consolidados.

Leer: Nuestra fe y confianza en la nueva normalidad

Es muy importante que, para hablar de futuro, primero que respetemos y vivamos el presente. Entendamos que aún estamos en un momento de alto riesgo de contagio. Al presentar el plan gradual hacia la Nueva Normalidad, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, fue muy clara en que debemos quedarnos en casa y continuar con el uso de cubrebocas en lugares públicos al menos hasta el 15 de junio.

Durante estas dos semanas, también es indispensable redoblar esfuerzos en cuanto a la solidaridad con los adultos mayores, con quienes necesitan de un apoyo económico o una palabra de aliento. Recordemos que los sacrificios y apoyos de hoy se nos regresarán por añadidura mañana.

Luego de asumir nuestro hoy, viene momento de hacer planes que nos beneficien a todas y todos mañana. Poco a poco, con orden y armonía, se irán abriendo iglesias, parques, restaurantes con Sana Distancia y oficinas de gobierno, entre otros espacios.

Aunque es inevitable que la movilidad incremente (que por ahora está reducida en un 70 por ciento) tenemos la oportunidad de mantenerla lo más baja posible con pequeñas acciones: como disminuir el uso de automóvil, trabajar en casa uno o dos días a la semana si es posible, no salir si no es necesario o compartir nuestro trayecto con un vecino o familiar.

Lo importante cuando volvamos a nuestra vida, más o menos como la conocíamos antes, es no olvidar quiénes hemos sido durante esta contingencia, cómo nos hemos esforzado por conservar la fe, la convivencia familiar, la calma espiritual, la empatía con quien más lo necesita y la reducción de contaminación o del impacto ambiental.

Por supuesto, no olvidemos la enseñanza mayor que nos ha dejado la pandemia. Nuestra seguridad y la salud física y mental deben ser nuestras prioridades. En el Consejo Ciudadano contribuimos a encontrar ese sosiego interior con atención psicológica y legal gratuita, las 24 horas, los 7 días de la semana en el 55 5533 5533. Escuchar y ser empáticos, con apoyo de la tecnología es parte de ese proceso de esa transición a favor de todos.

 

Por ahora, a reforzar el quédate en casa.

Salvador Guerrero Chiprés

Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.

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