El vaso, ¿medio lleno o medio vacío? Nuestra respuesta a esta pregunta siempre ha sido tomando como referente el nivel del agua con respecto al recipiente.
¿Sabías que la pregunta está incompleta? ¡El vaso está lleno! ¿Cómo?, ¿qué hay encima del agua?, ¿qué llena por completo e incluso se desborda por las orillas del vaso?
¡El aire! Siempre ha estado allí y estará esa porción de la atmósfera que pasa por la manguera de tu aspiradora. Aunque no lo vemos, lo sentimos cuando agitamos nuestras manos y ¡cuánto más cuando respiramos!
Hay situaciones o ambientes que nos llevan a sesgar nuestra mirada y damos por sentados escenarios en donde ya no descubrimos detalles, e incluso, aspectos centrales que nos podrían dar un respiro a nuestra mente cuando se encierra en una idea recurrente o estamos ante un paradigma que lleva mucho tiempo en cierto ambiente.
¿Qué sesgos de percepción tenemos?, ¿qué condiciona nuestra forma de percibir la realidad?, ¿qué preguntas nos hacemos de lo que captan nuestros sentidos?
Trascender a lo concreto es un acto de humanidad porque la razón entra en acción, y como dijera aquel personaje felino, podemos ver más allá de lo evidente. Ahora bien, si somo creyentes, ¿qué nos quiere decir el Señor desde nuestra vida, aquí en este presente, concreto y evidente?
Volvamos a mirar el vaso.
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