Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. 1 Juan 4:7

Judith y Ramón han construido su vida en pareja en el amor que sienten y se expresan mutuamente, el mismo que han llevado a su familia y comunidad.

Este 14 de febrero para ella y él es una fecha especial, en la que celebran un sentimiento que han consolidado en su fe y amor a Cristo y que reflejan en la intención de hacer el bien hacia otras personas.

El término amor se ha convertido en una de las palabras más usadas y abusadas — tan solo la búsqueda en internet arroja más de 2 mil 450 millones de resultados—, a la que se le relaciona con la patria, la profesión, las amistades, la familia, el prójimo y Dios.

Desde el punto de vista cristiano, el amor es poder, involucra fuerza intelectual y espiritual; acaba con la discordia y es fuente de la felicidad más genuina. Si los seres humanos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y Dios es amor, entonces todas y todos tenemos una amplia capacidad de amar.

Esta es una condición a expresar todos los días y celebrar en una fecha especial, como el Día de San Valentín.

De acuerdo con la tradición católica, durante la segunda mitad del siglo III existieron, al menos, tres santos con ese nombre, pero la historia más popular es la de un médico romano que se convirtió en sacerdote y se opuso al emperador Claudio II “El Gótico”, quien prohibió el matrimonio porque los solteros eran mejores soldados.

Valentín continuó en secreto con los enlaces, hasta que fue descubierto y decapitado el 14 de febrero del año 270 d.C. El papa Gelasio I fue quien estableció, en el año 496 d.C., esa fecha como la festividad para celebrarlo. Y así se convirtió en el Santo patrón del amor.

Actualmente es un día que se festeja con regalos entre las parejas y las amistades, como flores, cartas o chocolates y, en algunos casos, otro tipo de presentes.

Así lo hacen también Judith y Ramón, pero también procuran demostrar el amor que tienen a Dios a través de acciones en beneficio de su comunidad, en particular de aquellas personas que más lo necesitan.

En otras ocasiones lo han hecho con donativos a organizaciones que trabajan en favor de las niñas y niños víctimas de violencia, o para personas en situación de calle.

Este año, como lo harán muchas personas y como desde el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México también lo impulsamos, llevarán su apoyo a las víctimas de los terremotos en Turquía y Siria.

En la CDMX, los centros de acopio se ubican en el Zócalo, frente al edificio de la Suprema Corte; en la embajada de Turquía (Monte Líbano 885, en Lomas de Chapultepec), y en la Base Aérea de Santa Lucía, en el AIFA.

 

Salvador Guerrero Chiprés

Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.

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