Llama la atención que cada vez más creyentes rezan el Rosario, y no sólo católicos; miembros de otras confesiones religiosas están descubriendo la riqueza de esta oración. No poca gente debe a su rezo su conversión.
Sin embargo no faltan quienes no lo rezan porque tienen objeciones, así que aprovechando octubre, mes del Santo Rosario, vale la pena contestar a lo que suelen plantear.
¡Sí aparece! No como lo conocemos hoy, pero todas las oraciones que se rezan y los Misterios que se meditan tienen su origen bíblico. Por algo San Juan Pablo II llamaba al Rosario ‘compendio del Evangelio’.
A esta pregunta se contesta con otra: ‘¿dónde dice en la Biblia que sólo hagamos lo que dice en la Biblia?’. Desde sus orígenes, la comunidad cristiana se ha regido por la Sagrada Escritura, pero también por las enseñanzas de los Apóstoles (como pide la Biblia). Y si se trata de cumplir lo que dice la Biblia, ésta pide meditar la Palabra de Dios, orar, e interceder unos por otros. ¡En eso consiste el Rosario!
Y no olvidemos que María dijo que todas las generaciones la felicitarían, llamándola bienaventurada. ¿Cómo cumple esa profecía quien no reza a María?
Consideremos estas cuatro afirmaciones (irrefutables, pues son bíblicas): Primera, que María fue elegida por Dios para ser Madre de Su Hijo. Ello la hace superior a todas. Segunda, que en el Antiguo Testamento se ve la gran importancia que tenía la madre de un rey, y su poder de interceder por alguien ante su hijo. Tercera, que el Señor que nos mandó honrar a nuestra madre, sin duda honró a la Suya, ¿cómo? librándola de la corrupción del pecado y del sepulcro. Y tercera, que Jesús dijo que Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para Él, todos viven. Estas afirmaciones permiten concluir que María, como Madre del Hijo de Dios, Madre del Rey, vive en el cielo, junto a Jesús, y Él atiende su intercesión por nosotros.
Todo en el Rosario nos hace mirar a Jesús. Rezamos el Padrenuestro, que nos enseñó. En las AveMarías lo bendecimos y pedimos Su Madre que le ruegue por nosotros, y todos los Misterios están relacionados con Su vida.
Jesús no condenó lo repetitivo, sino lo vacío de los rezos paganos. Él mismo justificó a un publicano que pedía repetidamente perdón. Repetir las oraciones en el Rosario, equivale a repetirle a alguien que lo amas; no cansa decirlo ni oírlo. Y la cadencia de las AveMarías aquieta el alma y permite contemplar cada Misterio.
No sólo es fácil rezarlo, sino aprenderlo. Y abundan hojitas, folletos, apps y personas de buena voluntad que pueden enseñártelo.
El aburrido es quien lo reza mecánicamente, pensando en otra cosa y esperando acabar pronto. Si aprovechas cada Misterio para contemplar la escena y sobre todo para relacionarla con lo que estás viviendo y platicar de eso con María, entonces rezar el Rosario es fascinante, siempre actual, y lo disfrutas porque lo renuevas constantemente.
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