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COLUMNA

Ángelus Dominical

La caridad auténtica

¡Siempre puede más la caridad auténtica que el poder ficticio!

12 noviembre, 2023

AYER: La caída del imperio romano (en el siglo V) fue previsible pero inevitable. Se pueden destacar tres factores básicos: administración pública cada vez más deficiente con autoridades nefastas, el deterioro y corrupción de la milicia, y las invasiones de los bárbaros. La civilización occidental sobrevivió en una larga etapa que hoy conocemos como Edad Media y tuvo como protagonista a la Iglesia. En efecto, más allá de ser una época oscura y decadente, fue una etapa en donde los obispos y monasterios alimentaron la cultura y la organización civil. Bajo la tutela de la Iglesia se gestó una nueva primavera que irrumpió con el Renacimiento (siglo XV).

 

HOY: Previsible pero inevitable fue el huracán Otis, que devastó materialmente grandes regiones del estado de Guerrero. Peor que las fuerzas naturales, ha resultado la administración pública incapaz de respuesta pronta y eficaz ante la tragedia. Como en tantas otras ocasiones, ha sido la sociedad civil quien responde con generosidad y sin reticencias, rebasando a quien descuidó su obligación y termina corrompiéndose en sus propios discursos de saliva. ¡Qué bueno que en México y en el mundo sigue siendo mayor la acción efectiva del ciudadano que la somnolencia populista de unos pocos!

SIEMPRE: Sin esperar instrucción de “altos mandos” ni sospechando manejos turbios, multitud de pequeñas comunidades (parroquiales o civiles) pusieron manos a la obra desde su pequeña pero eficaz capacidad. ¡Siempre puede más la caridad auténtica que el poder ficticio! Y así como el pueblo sencillo sobrevivió a la caída del imperio romano, hoy también resurgirán habitantes de periferias y pequeñas poblaciones impulsadas por la confianza en Dios, la cercanía y apoyo de buenos samaritanos, y la promoción permanente de feligreses, sacerdotes y obispos que viven, sufren y crecen con todo ser humano, sin distinción de ningún tipo. ¡Dios siempre seguirá actuando en las manos movidas por la fe, y ojalá no estorben las burocracias amañadas en sus propios datos!