Vida Parroquial

San Josemaría Escrivá, parroquia que enseña el valor del trabajo

“Dios es belleza, y en su honor deben erigirse espacios bellos, que embellezcan la obra cristiana que en su interior se realiza”, dice el padre Francisco Cantú, a cuyo cargo está la Parroquia San Josemaría Escrivá, al describir este recinto cuya estructura arquitectónica, formada por dos muros curvos que nunca se tocan, trazan en el piso la figura del pez que distinguía a los primeros cristianos.

Quien ha visitado esta iglesia en Lomas de Santa Fe, seguramente ha sentido su singular atmósfera de paz que invita a orar, así como a contemplar sus altos muros, que terminan en un angosto domo transversal; su sinfín de detalles en madera, y especialmente su altar, en el que el Santísimo es flanqueado por las imágenes de la Virgen de Guadalupe y san Josemaría Escrivá, el fundador del Opus Dei.

Pero además de su belleza, ¿qué distingue a este templo de la Ciudad de México? “Trabajo, trabajo y más trabajo –señala el sacerdote–, porque como bien decía san Josemaría Escrivá: ‘Hay que santificar el trabajo, santificarse en el trabajo, y santificar a los demás con el trabajo’.

Una vía para llegar a Dios

Padre Francisco Cantú, párroco. Foto Ricardo Sánchez

El padre Francisco Cantú refiere que la comunidad sacerdotal de San Josemaría Escrivá, desde la consagración de la parroquia en el año 2009, se ha esforzado por difundir el mensaje central de este santo, que, desde luego, conduce hacia Jesús.

“Nuestro santo patrono decía que el trabajo ordinario es oportunidad de encuentro con Cristo, siempre que la persona se esfuerce por realizarlo bien, y practique en él la caridad, la paciencia, la humildad y la laboriosidad cristiana”.

Sin importar la actividad a la que la persona se dedique, puede acercarse a Dios si desempeña sus funciones de manera coherente con su fe. “Por eso es tan importante para nosotros realizar nuestras tareas ordinarias con mucho amor a Dios, y para el servicio de los hombres”.

San Josemaría Escrivá, fundador del Opus Dei, dijo en 1928 que Dios le había pedido iniciar dicha obra, y decir a todo mundo que el trabajo es una vía de santificación. Fue así que empezó a transmitir el mensaje a artistas, profesores, obreros, sacerdotes y empresarios.

Más allá de los muros parroquiales

Pero los muros de la parroquia no operan como límite para el trabajo de la comunidad. “Algo muy bonito –refiere el padre Francisco Cantú– es que la gente de aquí trabaja también para beneficio de comunidades aledañas sin recursos. A través las tres sedes de nuestro Centro Comunitario Santa Fe, impulsamos actividades recreativas, artísticas y deportivas, y brindamos numerosos servicios”.

La fiesta de San Josemaría es el 26 de junio.

Lee: La iglesia icónica del sur de la Ciudad de México

Vladimir Alcántara Flores

Editor de la revista Desde la fe/ Es periodista católico/ Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.

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