A todos nos ha pasado: En medio de la Consagración o en el momento más profundo de la homilía, un perro callejero cruza tranquilamente toda la iglesia y se echa a descansar a medio pasillo. O peor aún, se pone a juguetear entre los feligreses
Ante una situación así, ¿qué debemos hacer? El padre Sergio Román compartió hace tiempo una anécdota que ofrece un poco de luz al respecto:
En mi parroquia hay un viejito que ha tomado como misión echar del templo a cuanto perro se atreva a entrar. Pipo es un perrito muy bonito, blanco si no fuera por la mugre, que acostumbra entrar a Misa en busca de un vecino amigo que lo mima. Ya lo conocemos y lo queremos (al vecino y al perrito).
El domingo pasado entró Pipo en Misa de niños y se los presenté. Les comenté que Pipo va a Misa todos los domingos. En ese momento llegó el viejito antiperros y lo corrió.
¡No exageremos! Ciertamente no es conveniente que las mascotas entren al templo porque molestan, pero también debemos tener en cuenta que algunas personas consideran a su mascota como de la familia y, también aquí, debemos ser tolerantes y educar mejor a nuestra comunidad para evitar la guerra en el templo de la paz.
¿Tú que harías ante una situación similar?
* El padre Sergio Román del Real, sacerdote emérito de la Arquidiócesis Primada de México, falleció el 9 de septiembre de 2021. Durante muchos años fue colaborador de Desde la fe y, con sus letras, acercó a miles de fieles a Dios.
El Santo Padre recibió un baloncesto a manera de obsequio por parte de jugadores de…
¿Cuál es el aporte de la Iglesia Católica en un mundo sacudido por guerras y…
¿Qué podemos aprender de este episodio ocurrido en México? El P. Medel reflexiona sobre lo…
En el marco del Último Informe de Gobierno de AMLO y del inicio de la…
El verdadero Edén es el corazón humano en donde Dios mismo quiere pasear sabiendo que…
Esta web usa cookies.