Muchas personas acostumbran comer 12 uvas mientras suenan las primeras 12 campanadas del Año Nuevo. Pero, ¿cómo surgió esta tradición?
En 1909 los viticultores de Alicante, España, tuvieron una cosecha más grande de lo que esperaban.
Y como no estaban preparados ni para comercializar ni para convertir la uva en vino, y ante la posibilidad de que las uvas se les echaran a perder, decidieron inventar algo para la última noche del año.
Fue así que crearon una campaña en esa región de España proponiendo que se debería comer una uva por cada campanada del reloj a la medianoche.
Así surgió en España -y después en México- la costumbre de comerse una uva por cada campanada del reloj.
La pregunta es si esto da suerte o no. A los que se les ocurrió esta idea sí tuvieron suerte porque pudieron vender todas las uvas.
Pero esto nos lleva a pensar que la suerte no llega sola, es necesario ser creativos y esforzarnos por tener más eficiencia en todo lo que hacemos.
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