De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, el pecado es una ofensa a Dios y una falta contra la razón, la verdad y la conciencia recta.
San Agustín define al pecado como “una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna”. Según su gravedad se dividen en: pecado mortal y pecado venial.
¿Sabes en qué consiste cada uno? Aquí te lo explicamos:
Según el Catecismo, “el pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior.
Para que un pecado sea considerado mortal se requieren tres condiciones:
La Iglesia nos enseña que “se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece a la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento”.
“El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. No obstante, el pecado venial no nos hace contrarios a la voluntad y la amistad divinas; no rompe la Alianza con Dios. Es humanamente reparable con la gracia de Dios”.
Con información del Catecismo de la Iglesia Católica.
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