Una oración para las madres que han sufrido la pérdida de un hijo es una manera de pedirle a Dios que, ante una circunstancia tan dolorosa en sus vidas, encuentren el consuelo que les permita encontrar refugio en el Señor y seguir adelante.
Dios es nuestra fortaleza y guía en la vida, por eso en esos momentos de profunda tristeza para una madre, se puede elevar una plegaria al cielo. Dios nunca nos suelta y siempre está atento a nuestro llamado y en el silencio de la oración, podemos comunicarnos con Él.
Orar es de gran ayuda en el proceso de duelo que vive una madre, por ello compartimos esta oración para las madres que perdieron un hijo.
“Tú eres un refugio para mí, me guardas en la prueba, y me envuelves con tu salvación” (Salmos 32,7)
El Papa Francisco ha afirmado que, “El Señor escucha”: a veces en la oración basta saber esto. No siempre los problemas se resuelven. Quien reza no es un iluso: sabe que muchas cuestiones de la vida de aquí abajo se quedan sin resolver, sin salida; el sufrimiento nos acompañará y, superada la batalla, habrá otras que nos esperan. Pero, si somos escuchados, todo se vuelve más soportable. “Lo peor que puede suceder – concluyó el Papa – es sufrir en el abandono, sin ser recordados. De esto nos salva la oración. Porque puede suceder, y también a menudo, que no entendamos los diseños de Dios. Pero nuestros gritos no se estancan aquí abajo: suben hasta Él, que tiene corazón de Padre, y que llora Él mismo por cada hijo e hija que sufre y que muere. Si nos quedamos en la relación con Él, la vida no nos ahorra los sufrimientos, pero se abre un gran horizonte de bien y se encamina hacia su realización”.
“Querido Señor, mis brazos están vacíos anhelando a este niño.
Veo a mi hijo por todas partes en mi mente, y ya no sé cómo vivir.
Estoy tan enojada por perder a este niño, que tenía tanta vida por delante.
Abrázame en este proceso de duelo y reemplaza mi dolor con alegría nuevamente.
Enséñame a apreciar nuestros recuerdos sin sentirme abrumada por el dolor.
Necesito que redimas esta pérdida y te muestres poderoso para sanar.
Creo que eres el Camino, la Verdad y la Vida. En el nombre de Jesús, Amén.”
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