En ocasiones, el literalismo bíblico de algunos hermanos separados lleva a generar ideas como la del título de este artículo: ¿Los católicos somos caníbales por comer el Cuerpo y la Sangre de Cristo?
Hace unos días, una persona me escribió en privado en mis redes sociales para decirme: “Ustedes, los católicos, no sólo son idólatras, sino que también son caníbales. Mira que decir que se comen y beben la carne y sangre de Cristo”.
Sinceramente pensé en ignorar olímpicamente el comentario, pero luego reflexioné que sería bueno partir de él para profundizar un poco en lo que creemos los católicos respecto a la Eucaristía.
Para empezar, evidentemente que Jesús, al pronunciar las palabras “Esto es mi cuerpo…esto es mi sangre…el que coma y beba la carne y sangre del hijo del Hombre…”, no está hablando de su cuerpo físico, pues eso sí sería canibalismo y un absurdo inaceptable.
Los católicos creemos que el cuerpo RESUCITADO de Jesús es el que se hace presente en las especies consagradas. Y ese cuerpo resucitado no es carne y sangre física, porque la resurrección implica una transformación radical inimaginable, de otro orden.
Por otro lado, la dimensión simbólica también forma parte de la creencia católica; es decir, además de la presencia real, verdadera y sustancial de Cristo resucitado en las especies eucarísticas, está anejo el imperativo de asumir existencialmente el cuerpo de Cristo; es decir, su personalidad, su manera de amar, de vivir, de luchar por los excluidos, de perdonar, de su ser compasivo y misericordioso, su manera de entregar la vida para que otros vivan.
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