El 13 de junio se celebra la fiesta de San Antonio de Padua, conocido como el “santo de todo el mundo”, pues casi en cualquier país se puede encontrar su imagen y fieles que le tienen especial devoción.
A san Antonio de Padua se le considera el patrono de las mujeres estériles, los pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros; también la religiosidad popular le atribuye su intercesión para encontrar objetos perdidos.
En México es recordado cada año gracias a los artesanos que elaboran mulitas de paja, palma o carrizo en la fiesta de Corpus Christi, que comenzó a realizarse en nuestro país desde la primera mitad del siglo XVI.
La historia señala que san Antonio de Padua fue el intermediario para que Dios realizara un milagro eucarístico, el cual se suscitó en los siglos XII y XIII; en ese entonces existía un caballero que no creía en la presencia de Jesús en la hostia y Dios quiso, -para vergüenza de aquel caballero-, que una mula bajara la cabeza postrándose ante el pan eucarístico.
La historia refiere que, tras una prédica de san Antonio de Padua a este caballero, decidieron no alimentar a al animalito para que al día siguiente éste escogiera entre ir a comer o adorar al Santísimo.
Cuando pusieron frente a la mula ambas alternativas, el animal primero se dirigió a la hostia y dobló las rodillas frente a Cristo presente en el pan.
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San Antonio de Padua, portugués que inicialmente perteneció a la Orden de San Agustín, pero que cambió a la franciscana, fue objeto de varios milagros, siendo el más famoso la visita que tuvo del Niño Jesús cuando aún era fraile y se encontraba rezando en su habitación, por ello se representa con el Niño Jesús en los brazos.
Al paso de los siglos, se ha formado una equivocada creencia entre quienes buscan una pareja sentimental, y fallidamente creen que para buscar novio o novia, hay que quitarle el Niño Dios o ponerlo de cabeza, lo cual constituye una superstición y un acto irreverente.
Otro de sus milagros refiere a que, debido al gran número de fieles que acudieron a cierta misa que él presidió, decidió hacerla en el atrio, a pesar de que una tormenta se avecinaba. San Antonio de Padua les prometió a los asistentes que no se mojarían y en efecto, la lluvia cayó alrededor de la muchedumbre, y todos permanecieron secos.
San Antonio de Padua es uno de los santos que más rápido canonizaron, a tan solo 352 días después de su fallecimiento, y es que además de ser un notable predicador, tenía fama de santidad y fue también nombrado Doctor de la Iglesia Católica.
Fue elevado a los altares por el Papa Gregorio IX, el 30 de mayo de 1232, y su principal santuario está en la ciudad de Padua, en Italia. Su fiesta litúrgica quedó fijada para el 13 de junio, fecha de su fallecimiento, en proximidad a la celebración de Corpus Christi.
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