Para entender la arquitectura religiosa, primero debemos conocer las primeras cuatro iglesias más antiguas de México, pues en ellas está la simbología básica para entender la complejidad arquitectónica de los templos de México, resalta el arquitecto Oscar García Lucia.
El especialista en restauración de monumentos históricos y arte sacro, así como miembro de la Dimensión de Bienes Eclesiásticos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, señala que la arquitectura del siglo XVI era muy básica, sin tantos ornamentos, pero con mucha simbología en cada uno de sus elementos.
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García Lucia enumera estas cuatro iglesias como las más antiguas del país, cada una cuenta con un diseño específico y su arquitectura es una transcripción de la Biblia, detallada en la simbología de cada elemento de las formas de estos primeros templos.
“Las puertas altas es la característica principal de los templos antiguos e incluso de las iglesias contemporáneas. El Salmo 118 señala ‘Esta es la puerta del Señor, y por ella entrarán los que le son fieles’; y en muchos pasajes bíblicos hacen referencia a las ‘puertas del cielo’, por ello la importancia de edificar las puertas tan altas”, detalla el arquitecto.
En la ermita del Rosario, en Veracruz, resalta que el tipo de madera, por lo regular de maderas preciosas de la región, cuya hechura y detalles están hechos con tal maestría porque en ellos se ‘relata’ que se está entrando a la Casa del Señor y a Él se le entrega lo mejor.
“En estas iglesias antiguas se tenía un eje imaginario, explica el arquitecto.
Por ejemplo, en la Capilla de San José, en Tlaltenango, su eje inicia al cruzar la puerta y termina al fondo de la construcción, el cual fue proyectado para seguir avanzando hasta estar lo más cerca posible del ábside, donde está el Santísimo, acompañado de otras imágenes de santos”.
El arquitecto García Lucia explica que en estas cuatro iglesias más antiguas de México, la construcción se dividía en dos partes.
“La primera se ubica a ‘nivel del ojo’, es decir, todo lo construido son líneas rectas; la segunda parte está en el techo, pues hay cúpulas y bóvedas. En estas construcciones esta división se quería simbolizar la unión entre el cielo (las bóvedas) y la tierra (las líneas rectas)”, señala el especialista en arte sacro.
En la iglesia de San Miguel Arcángel en Veracruz, se puede apreciar claramente esta división, es por ello que -a decir del arquitecto- cuando se entra en estos templos las personas tienen la necesidad de levantar la mirada, pues sienten la presencia de lo divino que está encima de ellos.
Los retablos, son un elemento que también invitan a mirar hacia lo celestial, pues – a decir de García Lucia-, son la conexión entre lo terrenal y lo celestial.
“La volumetría de estos pequeños templos son fáciles de apreciar, pues son escasas sus decoraciones, exceptuando el fondo, lo cual permite ‘leer’ esta simbología impresa en la arquitectura”.
“Esta arquitectura fue heredada por los españoles y se utilizó antes de que las primeras órdenes mendicantes imprimieran su influencia, por ello es que estos primeros templos son una clara invitación a entrar a la Casa de Dios”.
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