Sabías que las Chivas de Guadalajara son el único equipo del futbol mexicano que tiene una bendición papal; esto, luego de que en 1957 el Papa Pío XII les hiciera llegar por telegrama una Bendición Apostólica tras obtener su primer campeonato profesional.
Dicha bendición papal se dio luego de que el cardenal José Garibi Rivera, Arzobispo de Guadalajara, le enviara al Santo Padre un telegrama en el que le informó que el Club Deportivo le ofrendaba a Su Santidad el campeonato conquistado con un equipo integrado únicamente por jugadores mexicanos.
El pequeño texto de cuatro líneas se titulaba “Homenaje del Club Deportivo Guadalajara a S. S. Pío XII”, estaba dirigido al “Santísimo Padre”, con fecha del 3 de enero de 1957. Y desde la ciudad de Guadalajara, Jalisco, monseñor Garibi Rivera “humildemente” solicitaba la bendición para el equipo de futbol.
La respuesta a la petición del Arzobispo de Guadalajara llegó días después por medio de otro telegrama enviado desde la Ciudad del Vaticano, en el que se informaba que el “Augusto Pontífice” había recibido benévolamente los sentimientos expresados por integrantes del Club de Futbol Guadalajara.
Asimismo, continuaba el documento firmado por cardenal Angelo Dell’Acqua, secretario de Estado del Vaticano, el Papa Pío XII les corresponde invocando las “Celestes Gracias” y enviándoles la “implorada Bendición Apostólica”.
Días después de que las Chivas obtuvieran su primer título profesional de futbol, todo el plantel fue recibido en la Catedral de Guadalajara por el cardenal Garibi Rivera, quien además presidió la Santa Misa para celebrar el triunfo que obtuvieron contra los Freseros de Irapuato, por un gol a cero.
En un momento, monseñor Garibi Rivera, quien antes de ser consagrado como Arzobispo había bendecido las instalaciones del equipo e hizo patente su afición por el Guadalajara, sorprendió a todos los presentes al mostrar que debajo de la sotana llevaba puesta la playera de Chivas.
Ese mismo día, el Cardenal de Guadalajara informó a los integrantes del equipo de futbol que el Papa Pío XII les había enviado, vía telegrama, la Bendición Apostólica por el campeonato obtenido en el torneo mexicano.
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