“La confesión y la contrición son tan bellas y de tan buen olor, que borran la fealdad y disipan el hedor del pecado”, San Francisco de Sales.
A continuación te presentamos 8 buenos consejos para realizar una buena Confesión que nos dejó un gran Santo de Dios: San Francisco de Sales.
Aunque la conciencia no te acuse de ningún pecado mortal; de esta manera, en la Confesión, no sólo recibirás la absolución de los pecados veniales que confieses, sino también una gran fuerza para evitarlos en adelante…
Por muy pequeños que sean, haz un firme propósito de enmendarte en adelante. Muchos confiesan los pecados veniales por costumbre y como por cumplimiento, sin pensar para nada en su enmienda, por lo que andan, durante toda su vida, bajo el peso de los mismos, y de esta manera, pierden muchos bienes y muchas gracias espirituales.
Evita decir: “No he amado a Dios como debía”; “no he rezado con la debida devoción”; “no he amado al prójimo cual conviene”; “no he recibido los sacramentos con la reverencia que se requiere”, y otras cosas parecidas… diciendo esto, no le das un detalle a tu confesor del estado de tu conciencia… Examínate en las cosas específicas de la que hayas de acusarte, y, cuando las hayas descubierto, acúsate de ellas, con sencillez e ingenuidad: “he visto un pobre necesitado, y no lo he socorrido como podía”.
Acúsate del motivo que te ha inducido a cometerlos.
Di si lo has hecho por vanagloria, para excusarte o alabarte, en broma o por terquedad.
Di si has caído muchas veces en esta falta, pues la duración acrecienta el pecado, porque es mucha la diferencia entre una vanidad pasajera, que aquella que ha recreado en nuestro corazón, durante algún tiempo
Los que quieren purificar bien sus almas, para llegar más fácilmente a la santa devoción, han de ser muy diligentes en dar a conocer al médico espiritual el mal, por pequeño que sea, del cual desean ser curados.
sino, una vez hayas elegido uno, continua dándole cuenta de conciencia, los días destinados a ello, confesándole ingenua y francamente los pecados que hayas cometido, y, de vez en cuando, por ejemplo cada mes, o cada dos meses, dale también cuenta del estado de tus inclinaciones.
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