A san Ramón Nonato, en la Catedral Metropolitana de México, se le llevan candados de los que se cuelgan listones con peticiones para acabar con las habladurías de terceras personas. Foto: Alex García/Desde la fe.
San Ramón Nonato nació en Cataluña, España, en 1204. Se le llama Nonato, es decir no nacido de madre viva, sino extraído del cuerpo sin vida por una cesárea. Por esta razón es protector de las parteras y mujeres embarazadas que se encomiendan a él para que les conceda la gracia de dar a luz sin peligro.
De muy joven ingresó a la Orden de la Merced, mejor conocida como la de los padres Mercedarios, y fue ordenado sacerdote en 1222. Se sabe que liberó a 140 cautivos en Valencia, 230 en Argel y 228 en Túnez. Cuando se le acabó el dinero, él mismo se ofreció como esclavo a cambio de varios cautivos que estaban en peligro de perder su fe y su religión.
San Ramón Nonato.
Mientras estuvo encarcelado se dedicó a evangelizar a cautivos y musulmanes, le advirtieron que no lo hiciera, como no dejó de predicar, para enmudecerlo le colocaron en la cara una correa con candado que solo era retirada para comer, fue la única manera de callarlo hasta que fue rescatado, a su regreso fue nombrado Cardenal y murió en 1240.
Por su forma de martirio, que lo obligó a mantener la boca cerrada, es invocado para librar de chismes, rumores, mentiras y falsos testimonios, además piden su intercesión las personas que quieren guardar secreto.
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