El hecho de que te sientas muy enamorado(a) y creas que ya encontraste a la persona de tus sueños, no significa que estés listo(a) para casarte. Falta mucho camino por recorrer, pues convertirse en esposo o esposa va más allá de eso.
Y es que, aunque todos fuimos creados para el amor, no siempre estamos listos para darlo y recibirlo. Esto es especialmente cierto cuando se trata del amor matrimonial, pues lo característico de este amor es que renunciamos a pensar y actuar como individuos o solteros para construir un “nosotros”, es decir, una comunidad, una familia.
Dicha comunidad la comenzamos con la decisión de entregarnos totalmente como pareja. Pero es en el diario vivir donde esta entrega se pone en práctica y se convierte en la base de la cual nacen la armonía, la comprensión y la unidad que constituyen la comunión de vida matrimonial.
Si este es tu concepto y el tipo de amor al cual aspiras, vas por buen camino, pero de cualquier forma es bueno que analices si ya estás listo(a) para ponerlo en práctica. Con ese objetivo, te proponemos que te hagas las siguientes preguntas:
Si tus respuestas dieron como resultado que lo que te mueve a casarte es sólo el amor y el deseo de dar lo mejor de ti por el bien de la otra persona, aunque esto implique sacrificios, entonces ya estás preparado(a) para el Matrimonio.
La vida de soltero(a), será pronto “historia pasada”. Ahora debes disponerte a crear una vida en familia. La vida de casados es tan divertida como tú la quieras hacer, pues ahora todo lo compartirás con el amor de tu vida. No se trata de perder tu individualidad, sino más bien de encontrar las actividades adecuadas en las que los dos puedan participar.
Artículo originalmente publicado Por tu Matrimonio.
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