Cuando tenemos la tentación de juzgar mal a los otros, como sucede a menudo, debemos sobre todo reflexionar sobre nuestra fragilidad, y evitar a toda costa los chismes, recomendó el Papa Francisco durante la Audiencia General de este miércoles.
El Santo Padre continuó con su catequesis sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas y aseguró que el llamado que hace el apóstol a corregir al hermano “con espíritu de mansedumbre”, nada tiene que ver con el ‘chismorreo’.
“Según el Espíritu es tener esta dulzura con el hermano al corregirlo y vigilar sobre nosotros mismos con humildad para no caer nosotros en esos pecados. De hecho, cuando tenemos la tentación de juzgar mal a los otros, como sucede a menudo, debemos sobre todo reflexionar sobre nuestra fragilidad”.
“¡Qué fácil es criticar a los otros! Pero hay gente que parece tener una licenciatura en chismorreo. Todos los días critican a los demás. ¡Pero mírate a ti mismo! Está bien preguntarnos qué nos impulsa a corregir a un hermano o a una hermana, y si no somos de alguna manera corresponsables de su error”, señaló.
Espíritu Santo, agregó el Papa, además de donarnos la mansedumbre, nos invita a la solidaridad, a llevar el peso de los otros.
“La regla suprema de la corrección fraterna es el amor: querer el bien de nuestros hermanos y de nuestras hermanas. Se trata de tolerar los problemas de los otros, los defectos de los otros en silencio en la oración, para después encontrar el camino adecuado para ayudarlo a corregirse”.
“Y esto no es fácil. El camino más fácil es el del chismorreo. Despellejar al otro como si yo fuera perfecto. Y esto no se debe hacer. Mansedumbre. Paciencia. Oración. Cercanía”, insistió el Papa.
Con información de Vatican.va
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