La vida misionera no se puede separar de la contemplación y “de una vida de intimidad con el Señor”, aseguró el Papa Francisco a recibir a un numeroso grupo de sacerdotes claretianos que participan en Roma en su capítulo general.
En un mensaje dedicado a ellos, el Santo Padre aseguró que “si quieren ser testigos, no pueden dejar de ser adoradores”.
“Testigos y adoradores –dijo- son dos palabras que se nutren recíprocamente, que no pueden existir la una sin la otra”.
Insistió en que es importante una vida de oración y contemplación que les permita “hablar, como amigos, cara a cara con el Señor y contemplar el Espejo, que es Cristo, para convertirse ustedes mismos en espejo para los demás”.
El papa también les aconsejó que se dejen quemar por el Señor, de tal modo que puedan ser incendiarios por donde pasen, con el fuego del amor divino.
“Esto les permitirá ser hombres de esperanza, de la esperanza que no defrauda de la esperanza que no conoce miedos, porque sabe que es en nuestra fragilidad donde se manifiesta la fuerza de Dios”.
Asimismo, les advirtió sobre los peligros de utilizar el Evangelio como ideología.
“Más bien úsenlo como vademécum (referencia), dejándose orientar en todo momento por las opciones del Evangelio y por el ardiente deseo de seguir a Jesús”.
“Imitarlo en la oración, en la fatiga, y en el buscar siempre la gloria de Dios y la salvación de las almas”.
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