El Papa otorga indulgencia plenaria en la Jornada Mundial de los Abuelos
Esta indulgencia extraordinaria puede ser obtenida por los ancianos, por los fieles que los visiten y quienes participen en las celebraciones de la Jornada del 25 de julio.
El Papa Francisco concedió la indulgencia plenaria de forma extraordinaria este día 25 de julio de 2021 a todos los abuelos, ancianos y a los fieles católicos que participen en la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores.
De acuerdo con un decreto publicado este martes por la Penitenciaría Apostólica, la indulgencia puede ser obtenida por:
- Los abuelos, mayores y todos los fieles que, “movidos por un verdadero espíritu de penitencia y caridad”, participen en las celebraciones del 25 de julio de 2021, ya sea la que se realizará en el Vaticano o en los diversos actos que se realizarán en el mundo.
- Los fieles que dediquen un tiempo adecuado a visitar real o virtualmente a sus hermanos mayores necesitados o en dificultad (como enfermos, abandonados, discapacitados y similares.
- Los mayores enfermos y a todos aquellos que no pueden salir de casa por un motivo grave, que ofrezcan “al Dios Misericordioso sus oraciones, dolores o sufrimientos de su vida, sobre todo mientras las palabras del Sumo Pontífice y las celebraciones se transmiten por televisión y radio, pero también a través de los nuevos medios de comunicación social”.
El decreto recuerda que, para obtener la indulgencia, es necesario cumplir con las tres condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Sumo Pontífice.
El Papa Francisco instituyó la Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores y dispuso que se celebre cada año durante el cuarto domingo del mes de julio.
¿Qué es la Indulgencia Plenaria?
De acuerdo con el Catecismo de la Iglesia Católica, la Indulgencia Plenaria “es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados ya perdonados” (CIC 1471).
Para saber cómo funciona una Indulgencia Plenaria pongamos un ejemplo: un niño rompe una ventana de su casa. Lo lamenta, y su papá lo perdona, pero todavía queda el vidrio roto, como consecuencia de lo que hizo. Tiene que sacar dinero de su alcancía para pagarlo. La pequeña contribución del niño muestra su buena voluntad, pero es demasiado poco. Entonces su mamá le da la parte restante de la deuda para ayudarlo a saldarla.
Así sucede con el pecado: cometes un pecado, te arrepientes y pides perdón a Dios. Él te perdona, pero queda en ti una consecuencia de ese pecado, que necesitas purificar. La Iglesia, como Madre, te ayuda a lograrlo mediante la indulgencia parcial o plenaria.
En síntesis: la Indulgencia Plenaria te libra de la pena temporal de pecados confesados y perdonados, desde el momento de tu Bautismo hasta la fecha en que obtengas la indulgencia plenaria.
Pero también la puedes ganar por un difunto, esto gran obra de misericordia, pues lo libra de la pena de sus pecados perdonados, lo cual podría ayudarle a salir del Purgatorio e ir al cielo.