Las calles de la vieja Ciudad de Jerusalén estaban empedradas con grandes rocas amarillas que con el uso se volvían resbaladizas y traicioneras. Nada raro que Jesús, debilitado por los azotes y cegado por la sangre de su cabeza herida, cayera y se golpeara en las baldosas. Los soldados lo obligaron a levantarse y a seguir la marcha. ¡La función debía continuar!
En la Tercera Estación del Viacrucis, en la que Jesús cae por primera vez bajo el peso de la cruz. “Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse; pero los impíos caerán en el mal” (Proverbios 24, 16).
A través de la meditación, la oración, la contemplación y las acciones que podemos llevar a cabo respecto a la anterior lectura del Evangelio, podemos plantearnos lo siguiente:
Puedes descargar una guía para la meditación de la Tercera Estación del Viacrucis: Aquí
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