En la 13 Estación del Viacrucis, Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre, quien, con el corazón destrozado, se encadena a Él en un abrazo total, en un gesto conocido como “Piedad”, el del amor que trasciende a la muerte.
“Jesús, al ver a su Madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a María: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’. Luego dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’”. (Jn 19,26-27)
A través de la meditación, la oración y la contemplación de la anterior lectura del Evangelio, podemos plantearnos lo siguiente:
Señor, has bajado hasta la oscuridad de la muerte. Pero tu cuerpo es recibido por manos piadosas y envuelto en una sábana limpia (Mt 27, 59). La fe no ha muerto del todo, el sol no se ha puesto totalmente. Cuántas veces parece que estés durmiendo. Qué fácil es que nosotros, los hombres, nos alejemos y nos digamos a nosotros mismos: Dios ha muerto. Haz que en la hora de la oscuridad reconozcamos que tú estás presente. No nos dejes solos cuando nos aceche el desánimo. Y ayúdanos a no dejarte solo. Danos una fidelidad que resista en el extravío y un amor que te acoja en el momento de tu necesidad más extrema, como tu Madre, que te arropa de nuevo en su seno. Ayúdanos, ayuda a los pobres y a los ricos, a los sencillos y a los sabios, para poder ver por encima de los miedos y prejuicios, y te ofrezcamos nuestros talentos, nuestro corazón, nuestro tiempo, preparando así el jardín en el cual puede tener lugar la resurrección.
Puedes descargar una guía para la meditación de la 13 Estación del Via crucis: Aquí
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