La Iglesia no celebra Misa en Viernes Santo; lo que en este día se realiza es una hermosa celebración litúrgica cuyo sentido teológico es conmemorar la Pasión y muerte de Jesús”, explica el padre José Alberto Medel, párroco de Santa Cecilia Tepetlapa en Xochimilco, y experto en liturgia.
La Liturgia de la Pasión del Señor se compone de tres partes: la primera es la solemne proclamación de la Palabra de Dios, en la que el centro es la Pasión según san Juan, lectura que es precedida por el Cuarto Cántico de Yahvé, donde el profeta Isaías parece que describiera totalmente la Pasión. “Lo sorprendente de este texto es que existía entre 600 y 700 años antes de Cristo”, explica el sacerdote.
La segunda parte es la Adoración de la Cruz, en la que se agradece a Jesús con un beso. “Aquí hay que recordar que desde el Jueves Santo el altar permanece desnudo y la cruz cubierta con un velo. En esta celebración de Viernes Santo se descubre la cruz y se presenta de manera solemne: el sacerdote debe decir: ‘Miren el árbol de la cruz, del que pende Cristo, salvador del mundo’, y enseguida pasan todos los fieles a mostrarle su adoración con un beso”.
Y la tercera parte es la Comunión. “Hay un signo que acompaña esta celebración: el sacerdote inicia y termina la Misa con un silencio; es decir, no hay bendición, porque la Iglesia está sumergida en un silencio contemplativo, orante”.
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