Iglesia en México

Azcapotzalco, una diócesis con tres grandes realidades

“Cuando se habla de la Diócesis de Azcapotzalco se piensa sobre todo en los pueblos originarios, pero aunque éstos tienen gran importancia, por su historia y tradiciones ancestrales, hay otras realidades que se deben atender a través de procesos e itinerarios pastorales”.

Monseñor Adolfo Miguel Castaño Fonseca, ahora obispo de Azcapotzalco, tiene claro cuál es el principal desafío de esta Iglesia particular: “ubicar perfectamente las diferentes realidades y encontrar itinerarios para la formación de discípulos misioneros, así como los espacios propicios para ello”.

Castaño Fonseca, quien durante casi nueve años estuvo al frente de la III Zona Pastoral “San Felipe de Jesús” como Obispo Auxiliar de México y seis meses al frente de la primera zona pastoral, explica que la Diócesis de Azcapotzalco podría tener tres zonas pastorales bien definidas: la primera conformada por los pueblos originarios, la segunda por la zona industrial y comercial, y la tercera por los asentamientos urbanos que iniciaron de forma irregular.

Detalla: “Los pueblos originarios son los que fundaron Azcapotzalco; estos todavía tienen rasgos, tradiciones y manifestaciones religiosas que se han conservado a pesar del tiempo y de vivir en la gran urbe, aunque también han entrado en la dinámica del crecimiento poblacional de la Ciudad de México. Esa es una de las realidades que debemos atender”.

Pero está también la parte industrial y comercial, que conformaría la otra zona pastoral. Añade: “Territorialmente hablando, aquí hay una zona bastante grande de industria, donde llegan los contenedores del tren, y las colonias y centros comerciales que se han ido construyendo por la necesidad de la gente de trabajar allí”.

Y la tercer zona, que para Castaño Fonseca constituye un enorme desafío, es la de Cuautepec, un asentamiento irregular que se encuentra no precisamente en Azcapotzalco, sino en la alcaldía de Gustavo A. Madero. Durante la segunda mitad del siglo XX, millones de personas llegaron a vivir a este lugar.

Conformación de la Diócesis de Azcapotzalco.

“Cuautepec tiene una historia muy especial porque ahí llegaron personas de muchos lugares, marcados en su mayoría por la pobreza y la marginación. Se pobló sin una organización ni planeación urbana, con muchas carencias, y ahora enfrenta realidades como la inseguridad y delincuencia”.

Para asimilar el cambio

Para atender como diócesis éstas y otras realidades, no sólo desde tiempo atrás se ha venido trabajando en algunas estrategias, sino que se ha concientizado a los fieles y al presbiterio de lo que implica la conformación de la nueva Iglesia particular.

Por ejemplo, para los fieles se elaboraron catequesis, en formato impreso y digital, para que conocieran lo que es una diócesis y su funcionamiento; además se implementaron jornadas de oración y horas santas para pedir a Dios luz en esta nueva etapa. También se hizo un trabajo a nivel de presbiterio mediante jornadas para conocer las implicaciones jurídicas, pastorales y espirituales de la diócesis.

Castaño Fonseca se refirió además al trabajo conjunto que se estará realizando a nivel Provincia Eclesial de México, donde algunos procesos pastorales ya han sido homologados, como la catequesis y algunas otras pastorales, así como la Megamisión, que en Azcapotzalco ha sido entendida como una plataforma de lanzamiento que proyecte a la diócesis hacia procesos.

Castaño Fonseca recordó el número 11 del documento Christus Dominus, que señala que “la diócesis es una porción del Pueblo de Dios que se confía a un obispo para que la apaciente con la cooperación del presbiterio, de forma que unida a su pastor y reunida por él en el Espíritu Santo por el Evangelio y la Eucaristía, constituye una Iglesia particular, en la que verdaderamente está y obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica”.

Al respecto, dijo que hoy se trata de asumir en la Diócesis de Azcapotzalco el reto de apacentar al Pueblo de Dios en ese espíritu de unidad, de comunión y de sinodalidad, ahora en las 59 parroquias, más las rectorías y capillas, que será atendidas por 99 sacerdotes. Además, la nueva diócesis, que tiene una superficie de 80.8 km2 y una población de un millón de habitantes, cuenta  con 300 religiosas, 12 diáconos permanentes y 16 seminaristas.

Vladimir Alcántara Flores

Editor de la revista Desde la fe/ Es periodista católico/ Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.

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