Historias de Fe

Se prometieron estar juntos, en lo próspero y en lo adverso

Eliel y Linda están más unidos como matrimonio que nunca y al tanto de sus tres hijos: Ximena, Pablo y Marifer. Hace año y medio su vida en familia dio un giro drástico; aunque en un inicio hubo tristeza y llanto, paulatinamente le descubrieron un nuevo brillo, y hoy coinciden en que, cuando se está en manos de Dios, lo que pueda suceder es para crecer en la fe y superarse como personas.

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Eliel considera que la vida le trajo “sombras” desde sus primeros años, a sus 15 años creía imposible llegar a formar su propia familia, ya que debido al alcoholismo de su padre le asustaba repetir algunos patrones y ofrecer a alguien un estilo de vida igual. Por otra parte, las barreras de aislamiento que había formado para ocultar sus problemas familiares lo habían vuelto un joven antisocial.

“El alcoholismo te aísla -comenta-, te cierra a las amistades. Invitar a alguien a mi casa para mí era impensable; hablarle a una chica, imposible”.

Eliel y Linda tienen ahora un matrimonio muy sólido.

El fin de un oscuro túnel

El papá de Eliel acudió a Alcohólicos Anónimos, dejó la bebida y comenzó a llevar a la familia a la Iglesia. “La Misa para mí era algo extraño; no entendía de las cosas de Dios, pero sí lo sentía, y fui adquiriendo la confianza que me daba el ser Su hijo”.

Así fue que un día Eliel pudo acercarse a quien hoy es su esposa. Linda. Ella comenta que tienen 12 años de conocerse, él asegura que son 13, pues la veía desde mucho antes, aunque ella “no volteara ni por error”. Coincidieron por primera vez en la maestría, pues ambos eran contadores y por coincidencia se inscribieron en el mismo grupo.

“Se me comenzó a acercar -explica Linda-. Me parecía un poco encimoso. Hasta que un día fui a la iglesia y lo vi sentado en el otro extremo. ¡Éramos contadores, nos estábamos especializando en lo mismo y coincidíamos en la religión! Ahí decidí abrirme a conocerlo”.

Linda aceptó su amistad, después ser su novia, y luego el compromiso matrimonial, pero antes de casarse quisieron estar seguros de ello. En búsqueda de orientación llegaron a Encuentro de Novios, un movimiento católico de laicos integrado por Matrimonios y parejas, donde asistieron a un primer retiro en el que cada uno tuvo que escribir en un cuaderno la historia de su vida, y luego compartírsela al otro.

“De ahí salí convencida de que era con él con quien quería compartir mi vida entera, y Eliel igual”, comenta Linda.

En 2010 se casaron. A los dos años nació la pequeña Ximena; transcurrieron otros dos para que naciera Pablo, y un par de años más tarde vino Marifer. Pero después la vida en familia tomaría un rumbo inesperado.

“Marifer crecía normal -comenta Linda-, aprendía a hablar, a comer sola, a caminar. Pero hace año y medio, justo cuando nos postulaban para ser coordinadores de Encuentro de Novios, empezó a perder las habilidades adquiridas. Tras muchos estudios, al fin nos dieron el diagnóstico: Síndrome de Rett, una enfermedad degenerativa que provoca discapacidad”.

Eliel comenta que al escucharlo sintieron que el mundo se les venía abajo. “Tuvimos que dejar ir en un instante los sueños que, como padres, habíamos depositado en ella. Desde luego que en un primer momento me enojé con Dios, lloré y le reclamé”.

En lo próspero y en lo adverso

Pese a la noticia, la pareja se mantuvo firme en su decisión de seguir en Encuentro de Novios y se volvieron coordinadores para el movimiento en Ciudad de México. Contar con  el acompañamiento de otras parejas fue básico para crecer en su fe y en la aceptación de la voluntad de Dios.

“Fue la mejor decisión. Le dijimos ‘sí’ a Dios, y Él nos fue acomodando todo. Cambió nuestra vida en familia: Ximena y Pablo se han vuelto expertos en ‘hermanoterapia’, y nosotros hemos aprendido a crecer en la fe. No sé qué venga después con Marifer, pero sé que Dios nos la está prestando, que ella nos da felicidad, y que yo tengo una encomienda: hacer feliz a mi pequeña. ¡Él me va ayudar!”.

¿Coincidencias?

Eliel y Linda destacan las múltiples ‘coincidencias’ en su historia. “Por coincidencia estudiaron Contaduría, “por coincidencia” decidieron estudiar la misma especialidad, “por coincidencia” compartían el gusto por ir a Misa. Pero no sólo eso, Linda recordó que en aquel primer retiro que vivieron a su llegada a Encuentro de Novios, cuando ella escribió la historia de su vida, se la compartió a Eliel con la siguiente dedicatoria: “En el momento en que tú y yo tengamos hijos, no importa que alguno de ellos tenga alguna discapacidad, tú y yo vamos a estar juntos”.

Vladimir Alcántara Flores

Editor de la revista Desde la fe/ Es periodista católico/ Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.

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