Historias de Fe

Maurilio Suárez, de ingeniero en cibernética a músico evangelizador

Maurilio Suárez se había estado resistiendo a la invitación de un amigo de participar en un retiro espiritual, pero ante la insistencia finalmente acudió, sin saber que cambiaría el rumbo de su vida.

¿Por qué optaste por comunicar valores?

Es una muy larga historia, resulta que en 1988 ingresé a la estudiantina de la Universidad La Salle, de la Ciudad de México, donde descubrí mi gusto por la música y la comunicación. Ahí estudié la preparatoria y después la carrera de Ingeniería en Cibernética. El mundo artístico y la fama me agradaba, grababa música para comerciales y demos buscando “ser descubierto”, pero en el año 2000 asistí a un retiro -que llevaba evadiendo- sin saber que cambiaría el rumbo de mi vida. Podría decir que tuve un fuerte encuentro con mi espiritualidad, con Dios, y decidí comenzar a seguirlo. Descubrí en la comunicación de valores -principalmente cristianos- la mejor manera de hacerlo.

¿Cómo saltaste de la cibernética a la teología?

En ese entonces yo era docente en La Salle, vi un póster anunciando la carrera de Teología y me dije: ¿por qué no? Y sí, me encanta, me apasiona hasta más que la ingeniería. “La única manera de transmitir la fe es contagiarla, que la gente te vea tan feliz de vivirla que se les antoje”.

Sí desde luego. Siempre que doy una plática, conferencia o consejería a una pareja, el primer destinatario de mi discurso soy yo mismo. No podría yo predicar algo sin sentirlo para mí.

¿Cómo transmitir la fe a quien no cree?

Creo que la única manera eficaz de transmitirla es contagiarla, que vivas de tal manera que todos los que te conozcan se les antoje conocer a Jesús. El proselitismo, donde se pretende acercar a la gente a través del miedo o a “bibliazos”; es decir, recitando versículos de la Biblia sin ton ni son, creo que termina logrando lo contrario a lo que pretende y aleja a las personas.

¿Cómo practicas la fe con tu familia?

Es un gran reto, no puede ser uno “candil de la calle…”, procuro todos los días hacer oración con mis hijos. También intento, respecto a la formación en la fe, ir un poquito más allá de lo que aprenden en el colegio. Creo que la influencia de mi música impacta positivamente en su vida de fe. Además, me gusta hacer una oración con mi esposa antes de dormir.

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