Historias de Fe

La fiel repartidora de ‘Desde la fe’

En sus 96 años, María de la Luz Pesqueira ha tenido siempre una constante: Dios. Ha sido catequista, maestra de Biblia, colaboradora en diversas parroquias, y una fiel impulsora del semanario Desde la fe.

Durante más de diez años, y hasta hace algunos meses, ‘Doña Luchita’ compraba con su propio dinero hasta 200 ejemplares de Desde la fe cada semana, para venderlos entre sus vecinos, amigos y conocidos. Nunca lo hizo por dinero, asegura, pues su único objetivo fue ofrecer un servicio a la Iglesia.

“Todos los días que me tocaba ir por los periódicos, los recogía y los entregaba. Si no los encontraba, dejaba el semanario en el buzón. Si ellos me querían pagar, dejaban el dinero con un recadito que decía ‘Señorita Pesqueira’, y con eso era suficiente. No me han quedado a deber ni un centavo”, comenta.

“Empecé a repartir porque me di cuenta que en Desde la fe encuentras todo: muy buenas notas, muy bien escritas, muy comprensibles, y es muy querido por la gente. Llegué a repartir hasta 200 ejemplares por semana. Ya no seguí porque ya era mucho”.

Pese a que acusa las complicaciones físicas que provocan los años, Luchita aún puede caminar, bajar y subir escaleras, y mantiene una lucidez mental envidiable, gracias a una buena alimentación y a los consejos de sus doctores.

“Eso sí, fiestas no tolero más que el rock and roll -dice divertida-, pero como además no me puedo mover mucho, no lo puedo bailar tampoco”.

Aún recuerda cuando comenzó a dar clases de Biblia y los lugares donde trabajó: el Hospital Infantil de México, el Instituto Mexicano del Seguro Social y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado.

La señorita Pesqueira nunca se casó, pues decidió que la independencia le daría más libertad para dedicar su vida al servicio de Dios y de la Iglesia.

“¡Soy soltera, gracias a Dios! Vivo muy tranquila, muy en paz, no tengo hijos tampoco ni dentro ni fuera del matrimonio, así que vivo la paz ‘desde la fe’ (…) A grandes rasgos esa es mi vida, como ve, muy desde la fe por todos lados”, puntualizó.

Aunque ha bajado el ritmo, Doña Luchita aún se mantiene activa, dando algunas clases de Biblia y visitando y recibiendo amigos y familiares; y aunque su carrera como repartidora de este semanario ha terminado, sigue siendo una fiel lectora: “Desde la fe es bueno, se extraña, se necesita”.

Leer: La historia de los hermanos monaguillos de la Catedral

Alejandro Feregrino

Periodista. Ha trabajado en radio, agencias de noticias y prensa escrita.

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