Historias de Fe

Diego Echeverri, el productor que dedica su vida a comunicar la Palabra de Dios

Diego Echeverri estudió en el Seminario Menor de Medellín, Colombia, fue director de Radio María; productor de la primera gira de conciertos de la hermana Glenda en el sur de la Florida; también produjo la transmisión de “Los 400 años del Hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre en vivo para EWTN, UNIVISIÓN y Telemundo. De igual forma, llevó a cabo la cobertura para varios canales de Latinoamérica de la Ceremonia de Canonización de San Juan Pablo II y Juan XXIII en Roma 2014. Desde el 2016 es Productor General de Guadalupe Radio en la ciudad de Los Ángeles.

De niño, Diego era muy inquieto, rebelde, no hacía mucho caso; sin embargo, años más tarde entró al seminario.

“Me invitó un sacerdote a ser acólito en mi parroquia; empecé un proceso muy bonito y después de servir en el altar, un día llegó el rector del seminario y nos reclutó, literalmente. Mi paso por el seminario duró tres o cuatro años, y descubrí que no era mi vocación. Quería tener familia, esposa e hijos, y opté por dedicarme a la comunicación”.

En 1998 Diego trabajaba como director de Radio María Colombia, después estuvo en otros proyectos comerciales de comunicación. Un día un amigo suyo le propuso trabajar con un sacerdote que necesitaba ayuda, pues tenía un canal de televisión y Radio en Miami. Diego decidió hacerle una propuesta y fue así que produjo un documental sobre los niños en condiciones extremas de pobreza que conservaban su fe católica.

“Me fue muy fácil hacer el cortometraje porque yo venía de trabajar en la asesoría de comunicaciones con UNICEF Colombia. Al sacerdote le gustó mucho y me propuso trabajar con él. Entonces asumí el reto de fe, le dije a mi esposa que me iría por 6 meses para ver cómo estaba todo. Me gustó mucho y decidí regresar por mi familia. Sin embargo, de no obtener la Visa religiosa no podría volver a Miami.

“Ya en la Embajada de Bogotá comenzaron a revisarnos la papelería. Debía justificar el porqué de que la Arquidiócesis me estuviera solicitando como trabajador. El cónsul de manera prepotente me cuestionaba por qué no podía ocupar ese puesto alguien más en EU, así que me pidió mis certificados de talento, mis entrevistas, documentales, escritos, mis grados de estudios. Todo me seguía revisando. Todo me seguía cuestionando. Tomé de la mano a mi esposa y le dije: ‘Vamos a orar’.

El Señor entonces se quedó callado. Miraba el computador. Después de unos minutos nos dio la visa a mis dos hijas, a mi esposa y a mí, fue así como terminó nuestra historia en Colombia y comenzó una nueva en Miami.

“Todo estaba dado para que no nos dieran las Visas, pero estoy seguro que fue por la intercesión de la Virgen, porque Dios tenía un plan para mí”.

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