Lectura del Santo Evangelio
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él. El que cree en Él no será condenado, pero el que no cree ya está condenado, por no haber creído en el Hijo único de Dios. La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquél que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”. Jn 3,14-21
P.Julio César Saucedo
Lectio: ¿Qué dice el texto?
El presente texto se ubica en el grande diálogo entre Jesús y Nicodemo (Jn 3,1-21). San Juan evangelista, narra que cuando Nicodemo fue a querer encontrarse con el Señor «era de noche». Esta expresión evoca dos connotaciones: por una parte, Nicodemo por ser un «magistrado judío» y ser, en cierta forma representante del judaísmo oficial ortodoxo, salió de noche para que no fuera visto. La otra connotación desea mostrar la interioridad de Nicodemo: él se encuentra en la oscuridad de la duda, la incomprensión y la incertidumbre.
En este diálogo, Jesús alude a un episodio del pueblo de Israel en el desierto, narrado en el libro de los números (Nm 21,4-9): muchos israelitas morían a causa de las mordeduras de las serpientes y Dios ordena a Moisés de levantar una serpiente de bronce para que todo aquel que la viera no muriera. Bajo este suceso, Jesús muestra la necesidad de ser levantado sobre la Cruz, para la salvación de los hombres, muertos a causa del pecado.
Meditatio: ¿Qué me dice el texto?
La expresión «es necesario que el Hijo del hombre sea levantado», no anula la libertad de Cristo, sino que manifiesta, la total donación de quien ama profundamente llegando al sacrificio de sí mismo. Por lo que, delante de la Cruz se produce la gran división de la historia personal y comunitaria: creer o no creer. Dios quiere que todos los hombres se salven, pero esta manifestación de la voluntad divina no anula la voluntad de cada hombre. A cada uno de nosotros le corresponde adherirse o negarse a este amor único e inigualable. Es por eso que, en el presente texto se encuentran 7 expresiones importantes que iluminan este aspecto:
Oratio: ¿Qué me hace decir el texto?
En la noche de la duda de Nicodemo, has revelado la luz gloriosa del árbol de la Cruz. También en la noche de nuestras dudas, incertidumbres, y temores, nos iluminas para continuar nuestro camino hacia ti; y si estamos en las tinieblas, nos revelas que en tu rostro desfigurado has devuelto la belleza de nuestro propio rostro. Ayúdanos, a dirigir siempre nuestra mirada a ti, para que, en la ternura de tus ojos, sepamos ver a quienes se encuentran crucificados a causa de nuestras injusticias, y danos el ardor de tu amor para bajarlos de su cruz. Amén.
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