Recordemos cuatro valiosos consejos que nos da santa Teresa de Ávila, Doctora de la Iglesia por la importancia de sus escritos y enseñanzas.
Leer: Santa Teresa de Ávila, la primera Doctora de la Iglesia
“Gran bien hace Dios a un alma que la dispone para tener oración… y si en ella persevera, por pecados y tentaciones y caídas de mil maneras que ponga el demonio, en fin, tengo por cierto la saca el Señor a puerto de salvación, como me ha sacado a mí…
…De lo que yo tengo experiencia puedo decir, y es que por males que haga quien ha comenzado a orar, no deje de orar, pues la oración es el medio por donde puede tornarse a remediar, y sin ella será más dificultoso.
…Y no le tiente el demonio, como a mí, a dejarla por humildad…
…Y quien no ha comenzado a orar, por amor del Señor le ruego yo no carezca de tanto bien…
…no es otra cosa la oración mental, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con Quien sabemos nos ama.” (Libro de la vida, cap. 8, #4-5).
“Tomad este aviso, que no es mío, sino de vuestro Maestro: procurad caminar con amor y temor. Y yo os aseguro: el amor os hará apresurar los pasos; el temor os hará ir mirando adónde ponéis los pies para no caer…
Quien de veras ama a Dios, todo lo bueno ama, todo lo bueno quiere, todo lo bueno favorece, todo lo bueno alaba, con los buenos se junta, siempre los defiende, todas las virtudes abraza; no ama sino verdades y cosa que sea digna de amar. ..” (Camino de perfección, cap. 69, 1.3).
“No tratar mal de nadie, por poco que fuese… no querer ni decir de otra persona lo que no querría dijesen de mí… A donde yo estaba (los demás) tenían seguras las espaldas…”. (Libro de la Vida, cap. 6, #3).
“Andemos en verdad delante de Dios y de las gentes, de cuantas maneras pudiéremos; en especial, no queriendo nos tenga por mejores de lo que somos, y en nuestras obras dando a Dios lo que es suyo y a nosotros lo que es nuestro, y procurando sacar en todo la verdad y así tener en poco este mundo, que es todo mentira y falsedad, y como tal no es durable.
Una vez estaba yo considerando por qué razón nuestro Señor es tan amigo de esta virtud de la humildad… Porque Dios es suma Verdad, y la humildad es andar en verdad.” (Sexta morada, cap. 10, #7-8).
Esto es sólo una probadita microscópica de lo escrito por esta gran santa, entre cuyas obras se cuentan, el ‘Libro de la Vida’, autobiográfico; el ‘Camino de perfección’; las ‘Moradas del Castillo Interior’ y ‘Cuentas de conciencia’, con valiosos consejos espirituales; ‘Exclamaciones’ y ‘Poesías’, de una gran belleza; el libro de las ‘Fundaciones’, con que reformó su orden del Carmelo; las ‘Constituciones’ de su orden, y cientos de cartas.
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