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Cine: Caballo de guerra

“Que todo hombre sea un orgullo para su país y para sí mismo”.

 

Antonio Rodríguez

 

Dos caballos: uno marrón y otro negro, uno más viejo que el otro. Ambos llevan ya carrera recorrida, y su paso por la I Guerra Mundial está lejos de acabar; los dos han sido capturados varias veces. En una colina inclinada, el ejército avanza a paso firme pero complicado, y los animales no sólo son utilizados para ser montados por los soldados, sino también para jalar carretas y armamento.

El caballo que jala uno de los grandes cañones cae rendido; el esfuerzo casi ha terminado con su vida, y como resultado, el general decide utilizar su arma y terminar con el sufrimiento del equino. A gritos, solicita otro caballo, mientras señala al de piel negra. Pero el soldado que los ha alimentado le explica que sería mejor tomar el de color marrón, pues el negro es más viejo y tiene débiles las patas. Pero el general insiste en su decisión. Como si supiera de lo que se trata, el caballo marrón se levanta en dos patas y comienza a llamar la atención del general mediante relinchos; a éste no le queda más que aceptar que ese hermoso animal es el más indicado para la tarea.  

El nombre del caballo es Joey, aunque le han cambiado el nombre un sinnúmero de veces. Meses atrás había sido despojado de su dueño, el joven Albert. Su padre lo había comprado en una subasta, y a pesar de estar destinado para el arado, Albert había decidido entrenarlo. Un mal día, debido a las deudas que tenía su padre alcohólico, Joey es vendido al ejército ya que la I Guerra Mundial está a punto de estallar. Albert busca enlistarse para seguir con su amigo, pero debido a su minoría de edad le es rechazada lo moción.

Fue así que Joey pasa de ser un animal de granja a un caballo de guerra; se ha enfrentado a cañones y espadas, al fuego cruzado e incluso a la intolerancia, pero también se ha topado con el cariño y el respeto de la gente que se encuentra en el camino.

Con Caballo de guerra, Steven Spielberg no logra crear un clásico, como nos tenía acostumbrados, quizás porque su protagonista principal, Jeremy Irvine, jamás logra atrapar al espectador, como sí lo logran los actores secundarios, y principalmente Joey. Pero no por ello podemos decir que es un mal filme; de hecho, la película en su mayoría está filmada con gran maestría. Aquella escena en la que Joey corre entre las trincheras, los soldados caídos, los cañones y las bengalas iluminando su paso, deja con la boca abierta al espectador.

Lealtad, valentía y honor. Caballo de guerra habla de eso. Quienes han tenido una mascota muy querida lo comprenderán de inmediato, y a quienes no, tampoco les será difícil simpatizar con esta historia que habla de no abandonar a quien uno ama.

 

Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México

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