El Evangelio del día (Juan 16, 12-15). En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía no las pueden comprender. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, Él los irá guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. Él me glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo comunicará a ustedes”.
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Sobre el Evangelio del día. Es una misión del Espíritu Santo conducirnos a la verdad plena. Él es el pedagogo que nos lleva a la verdad de Jesús, a la verdad de Dios. Y la verdad de Jesús y de su Evangelio no es ningún un teorema geométrico ni nada parecido. “No se entra en ella sino por la caridad”, como enseñaba san Agustín.
Para entrar en la verdad, para comprenderla hasta el punto de vivir de ella, es preciso estar sensibilizados para las cosas que la verdad revela, y esa es la obra del amor.
Quien se dirige a un museo sin sentir el menor amor por el universo del arte, no comprenderá nada de las obras expuestas. Con más razón hemos de decirlo cuando se trata de la Palabra de Dios: el Espíritu Santo, que es amor, modela la sensibilidad que necesitamos para penetrar en el mundo desde el que habla el que es la Palabra de Dios, el que revela a Dios y las cosas de Dios.
Esto es obra del Espíritu. No estorbemos su misión.
Reflexión tomada de CiudadRedonda
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