El Evangelio del día (Juan 16, 5-11). En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Me voy ya al que me envió y ninguno de ustedes me pregunta: ‘¿A dónde vas?’. Es que su corazón se ha llenado de tristeza porque les he dicho estas cosas. Sin embargo, es cierto lo que les digo: les conviene que me vaya; porque si no me voy, no vendrá a ustedes el Paráclito; en cambio, si me voy, yo se lo enviaré.
Y cuando él venga, establecerá la culpabilidad del mundo en materia de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque ellos no han creído en mí; de justicia, porque me voy al Padre y ya no me verán ustedes; de juicio, porque el príncipe de este mundo ya está condenado”.
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Sobre el Evangelio del día. Hay un enemigo “seductor”, que se aprovecha de nuestra curiosidad y de nuestra vanidad, prometiéndonos regalos bien envueltos en un bonito paquete, pero sin dejarnos ver lo que hay dentro.
Es similar a un perro rabioso y encadenado, al cual no hay que acercarse porque muerde y destruye. Con él no hay que dialogar nunca; al contrario, hay que combatirlo con las armas de la oración, la penitencia y el ayuno.
El Espíritu Santo puede hacernos entender cómo es que el “príncipe de este mundo” ya está condenado. Pidamos al Espíritu del Señor la gracia para entender bien esto: el demonio ya ha sido derrotado por Jesús, pero no está muerto, está moribundo y aún tiene poder para destruir.
Con información de Vatican.va
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