El Evangelio del día (Mateo 5, 43-48). En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Han oído ustedes que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo; yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los malos, y manda su lluvia sobre los justos y los injustos.
Porque si ustedes aman a los que los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen eso mismo los publicanos? Y si saludan tan sólo a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen eso mismo los paganos? Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto”.
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Sobre el Evangelio del día. Jesús nos plantea hoy algo muy difícil: vencer la tentación natural de odiar al enemigo, de desearle mal, de buscar venganza. En lugar de eso, no pide amarlo; es decir, buscar su bien.
Así, lo primero y más importante que podemos hacer para bien de nuestros enemigos es orar por ellos, por estas 3 razones:
Es preciso señalar que Jesús pidió a sus discípulos ser luz del mundo; es decir, personas capaces de romper la tiniebla. Eso no se logra haciendo lo que hacemos todos los días. Se requiere un verdadero esfuerzo, un cambio de juicios y comportamientos.
Recuerda la última ocasión en que hayas tenido diferencias importantes con alguien, así como la manera en que reaccionaste. Reflexiona en lo que te pide hoy Jesús, y piensa si actuarías de la misma forma o de manera distinta.
Comentario basado en la reflexión de Alejandra Sosa de su curso sobre San Mateo, en Ediciones 72
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