Los cambios en la estructura de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis Primada de México han activado más reacciones de las que se podrían suponer. Plumas que responden a agendas de interés y alguno que otro espacio mediático, de esos que destacan por su mucha opinión y escasez de información, han especulado sobre las causas y efectos de dichos movimientos. Sería prudente, se comenta en Durango 90, recomendar serenidad a esos conspicuos analistas y a sus “fuentes”. Habría también que explicarles que en las instituciones modernas, donde se lucha contra inercias del pasado, vicios y atavismos, los cambios son constantes y son producto del esfuerzo continuo de adaptación y mejora.
Así, la comunicación de la Arquidiócesis ha sido y es fuerte, y se hace con la confianza puesta en la ayuda de Dios para impulsar los esfuerzos del Cardenal Carlos Aguiar, por difundir y defender los puntos de vista y posiciones de la Iglesia de la Ciudad de México, y por renovarla y acercarla, ahora sí, a los fieles. Bienvenida siempre la crítica inteligente, y venga también de la otra, que en la libertad de expresión de todo hay.
La información publicada en El Púlpito se construye con aportaciones de sacerdotes y laicos y es verificada por colaboradores de la Arquidiócesis Primada de México.
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