La vida tiene siempre puntos de inflexión, de cambio, que sirven para mejorar y ajustar lo que sabemos que no va tan bien como debería. Sólo en el momento en el que aceptamos que todos necesitamos convertirnos, podemos empezar a dialogar como mujeres y hombres honestos.

La mejor época para impulsar este cambio es la Cuaresma. El tiempo litúrgico que comienza este Miércoles de Ceniza es un gran momento para reencontrarnos con nuestra identidad más profunda, con lo que Dios soñó de nosotros, para reflexionar sobre el rumbo de nuestra vida, de nuestro entorno, de nuestro país, y pensar qué podemos hacer para generar ese cambio positivo.

México necesita de una sana autocrítica, en la que participemos el gobierno, la Iglesia, las empresas y todos los ciudadanos en general. Una autocrítica empujada por una reflexión profunda y auténtica, de dentro hacia fuera, y no una simulación que menosprecie a los demás y haga un eco egoísta que sólo incluya a unos cuantos.

La Iglesia nos ofrece para ello tres prácticas que pueden guiar este cambio: la oración, la penitencia y la caridad, que no se limitan solamente a un rezo, a una confesión o a dar limosna.

La oración es un diálogo amoroso con Dios, a través del cual afianzamos nuestra relación personal con Él.

En la penitencia, nuestra reflexión encuentra una oportunidad de acción: ¿Qué tal si elegimos algunos sacrificios de aquello que nos causa placer para entender mejor cuál es el auténtico valor de las cosas? El objetivo es crecer en amor, adquirir el domino del espíritu sobre el cuerpo, y dejar atrás la vanidad y el egoísmo.

Y finalmente: la caridad. En un nivel más profundo, esta práctica nos permite hacer un compromiso hacia los demás: ¿Qué podemos hacer por los más necesitados?, ¿cómo podemos mejorar su modo de vida? Es aquí donde viene nuestra mayor aportación a la sociedad para hacer este cambio posible.

El tiempo de Cuaresma comienza este 6 de marzo. Como católicos, que sabemos que nuestra comunidad y nuestro país nos necesitan, aprovechemos estos 40 días para ser mejores cristianos, mejores miembros de familia, en una sociedad que nos exige un mayor compromiso individual y colectivo.

DLF Redacción

La redacción de Desde la fe está compuesta por sacerdotes y periodistas laicos especializados en diferentes materias como Filosofía, Teología, Espiritualidad, Derecho Canónico, Sagradas Escrituras, Historia de la Iglesia, Religiosidad Popular, Eclesiología, Humanidades, Pastoral y muchas otras. Desde hace 25 años, sacerdotes y laicos han trabajado de la mano en esta redacción para ofrecer los mejores contenidos a sus lectores.

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